Ceuta alcanzó ayer los 41 grados de temperatura, superando cifras históricas que forman parte ya de los anales. A las 14.11 horas se alcanzaron los 41.7 grados y ya por la tarde las temperaturas iban en descenso situándose en torno a los 38.
Las calles vacías, las terrazas igual y las playas y piscinas a rebosar, incluso por la noche. Y es que los ceutíes buscan cualquier hora para refrescarse en un verano inusual, con una ola de calor que está afectando y mucho. Cerca, en Marruecos, peor aún. En Tetuán se alcanzaban los 47 grados, en pleno Ramadán.
Las temperaturas son históricas. El cronista oficial de la Ciudad, José Luis Gómez Barceló, recordaba fechas similares con olas parecidas. En 1949, cuando se alcanzaron lo 38 grados, o el 14 de julio de 1991, con 37. Pero ayer se escribía otra página histórica, con máximos de consumo de energía eléctrica, similares a las registradas el pasado 31 de julio. Ese día a las 13.22 horas se alcanzaban los 37.47 megavatios de potencia instantánea, un 3.9% por encima del máximo anterior. Toda la electricidad se recibe de Endesa que tiene una potencia instalada de 71.1 mw, aunque con la puesta en funcionamiento del nuevo motor se conseguirá un incremento de 12,6 megavatios.
Los datos:
Pico histórico
Las temperaturas alcanzadas ayer fueron las máximas que se recuerdan. A las 14.11 horas fue cuando se alcanzó el mayor nivel superándose los cuarenta grados. En las crónicas antiguas no se recuerda una temperatura similar a la registrada, según datos oficiales.
Riesgo de incendio
Protección Civil marcaba ayer alerta extrema por riesgo de incendio debido a las elevadas temperaturas alcanzadas. Es por ello que se mantuvieron los sistemas de vigilancia ante la posibilidad de que se produjera algún conato, disponiéndose retenes en los montes y mayor número de controles.
Con anterioridad
En este verano las olas de calor se han repetido. El pasado 31 de julio también se rozaban los 40 grados. En Ceuta el calor es mayor por la sensación térmica registrada. Además hay que tener en cuenta el viento procedente del Sahara, caliente, que hizo elevar aún más la sensación de calor. Esto tuvo un reflejo social claro: las calles vacías, las playas y piscinas, incluso de noche, repletas.