El jefe de la Policía Local, Sebastián Vega, ha instado a los funcionarios bajo su mando a que cuando tengan “una sombra de duda” sobre la idoneidad, condición o capacidad de un compañero, usen el conducto reglamentario para hacerlo saber. Lo recoge en una misiva interna remitida tras el crimen ocurrido en Parques de Ceuta, que ha derivado en la detención de uno de sus agentes investigado por asesinato. Vega dice, además, que si no es una mera conjetura, lo pongan en conocimiento de los jefes.
Llama la atención que todo un máximo responsable de la Jefatura esté pidiendo a sus propios agentes que sean los que le hagan el trabajo, informando sobre lo que pueden considerar o no de un compañero. La Consejería de Gobernación debe tener sus propios profesionales y debe disponer de sus controles rutinarios para conocer si un agente del Cuerpo está capacitado o no, sin necesidad de que sean otros policías los que acudan a informar/valorar/opinar al respecto.
El propio jefe está obligado a controlar lo que pasa en el área bajo su mando, como obligado está a exigir que se hagan pruebas, controles y seguimientos que considere oportunos a la plantilla sobre la que manda. Debe hacerlo, como también debe saber lo que pasa entre sus filas porque para eso es jefe y decidió un buen día asumir las riendas de esta fuerza municipal.
Los policías no son psicólogos ni informadores de lo que puedan presuponer o valorar como extraño, porque entre otras cosas esto permite dejar una puerta abierta a valoraciones que pueden estar movidas por intereses inadecuados. Es una recomendación, de hecho, peligrosa.
Lo que tendrá que preguntarse Vega es si lo sucedido fue algo que sorprendió a la Policía Local o no. Y si la respuesta es la segunda, tendrá que preguntarse seriamente por qué.
Esa respuesta no la va a encontrar en lo que digan o comenten unos y otros, la tendrá que encontrar en el análisis de los medios psicológicos de que dispone el Cuerpo, en su efectividad para saber el estado de la plantilla, en los controles que se hacen o en si es lógico que las armas puedan llevarse a las casas ante la carestía de servicios para su depósito. A todo eso tendrá que responder la Jefatura para actuar sin tener que pedir a los demás que opinen, valoren, informen sobre meras suposiciones o juicios de valor.