Llevará al próximo pleno la polémica por la mala tierra incluida en el Parque que impide el crecimiento de cualquier planta
Caballas llevará al próximo pleno la polémica suscitada por el tipo de tierra que se colocó en el Parque de Santa Catalina, que tan duras críticas ha recibido en un informe sobre este punto elaborado por Tragsa y de cuyo contenido ya informó este periódico.
La coalición preguntará al Gobierno si va a aplicar algún tipo de sanción a los responsables del proyecto, después de concluirse que la tierra colocada era “muy escasa y de poca calidad”. “¿Era la que figuraba en el proyecto?”, se preguntan los localistas. “¿Se puede entender que el proyecto estaba mal redactado? ¿Quién sería el responsable? En el caso de que la tierra fuera de tipo o calidad distinta a la que figuraba en el proyecto, ¿quién sería el responsable de este incumplimiento? ¿Qué sanciones piensa imponer el Gobierno ante este lamentable hecho y a quién?”. Estas son las preguntas que piensa formular en el Pleno que se celebrará mañana y el martes para obtener del Gobierno una respuesta clara.
“La fulminante y escandalosa desertización del Parque fue todo un acontecimiento más propio de un expediente x que de otro administrativo. Nadie podía entender cómo se habían, literalmente, arrasado trescientos mil euros en plantas en tan escaso margen de tiempo. Ante el dantesco espectáculo el Gobierno solicitó un informe para averiguar las causas de esta desgracia y conocer posibles alternativas. El resultado abre una serie de dudas que el Gobierno tiene la obligación de esclarecer. El problema está más que en las plantas que se sembraron en el hecho de que la tierra carecía de las condiciones mínimas para mantenerlas vivas”, concluye.
La coalición considera los hechos gravísimos por cuanto la zona se ha convertido en un área muerta en la que nada puede plantarse ni nada puede fructificar.
Según los técnicos de Tragsa que hicieron el informe y la interpretación que del mismo llevaron a cabo los biólogos de Obimasa, en Santa Catalina la adjudicataria de la segunda fase de ejecución de la restauración de la zona, ‘Intervías’, depositó tierra “degradada”, mala si merecía tal nombre, en una cantidad insuficiente que, además, la escorrentía de aguas pluviales ha eliminado hasta el punto de que en varios sitios es posible ver la cubierta plástica colocada sobre los antiguos residuos.