Entre un puesto cerrado y el bar ‘La Fuentecita’, en la planta baja del Mercado Central de Ceuta. Ahí se encuentra la frutería de Buhia, un pequeño puesto que se ha ganado el cariño de todos los que lo visitan. En el F-16 trabaja Mohamed Buhia, actual dueño del establecimiento, vendiendo fruta y verdura y tratando de mostrar la calidad del mercado local. Buhia presume de que le visita mucha gente, a pesar de todo el tiempo que ha pasado. “A mí me conoce mucha gente, de muchos años”, declara. Y es normal, ya que es uno de los establecimientos más longevos de todo el mercado.
La frutería de Buhia siempre ha sido un negocio familiar. Ni siquiera los que lo dirigen ahora mismo sabrían decir cuándo abrió por primera vez. Pero sí saben quién ha pasado por él. “Era de mi abuelo y ha pasado a mi padre”, comenta Wasna Mohamed Buhia, hija del dueño, que recientemente ha comenzado a ayudar a su padre en diversas tareas para que este puesto siga adelante. Ambos han trabajado juntos, especialmente en estos momentos en los que el comercio local se ha visto más afectado, para tratar de mantener a flote este establecimiento con tanta tradición e historia.
Mohamed Buhia rememora sus comienzos, en los años setenta. “Se abrió antes, pero yo vine aquí con once años”, recuerda este frutero. Vivió toda la infancia con su padre, que fue mostrándole poco a poco cómo funcionaba el negocio familiar hasta que comenzó a trabajar en él siendo menor de edad. Y así, con trabajo duro, ha continuado con esta tradición durante cincuenta años. Ahora con 63 confiesa, riéndose, que está “esperando que llegue la jubilación”. “Me quedan dos años”, afirma Buhia. Y es que después de haber mantenido a su familia y haber “sacado a sus hijos para adelante”, como él mismo ha comentado, merece por fin un cierto descanso.
Buhia confiesa, riéndose, que está “esperando que llegue la jubilación”
Con el paso del tiempo, la familia Buhia ha vivido en sus propias carnes los efectos de la disminución de las ventas del comercio local. “Las ventas han bajado un poquito porque hay muchos supermercados, mucha competencia”, explica Mohamed. Sin embargo, esto no le quita el ánimo. “Gracias a Dios yo no me puedo quejar, me va muy bien. A la gente siempre le gusta el mercado, porque la fruta y la verdura del mercado no es igual que la del supermercado”.
Si ya el aumento del número de supermercados ha hecho que los negocios de toda la vida hayan sufrido económicamente, la situación de confinamiento de los últimos meses derivada de la COVID-19 ha afectado mucho más. No solo a esta frutería, sino a todo el Mercado Central y al comercio más de proximidad. Mohamed ha declarado que “con el coronavirus, las ventas han bajado”. “No venía nadie, nadie salía de casa”, lamenta. Pero un inconveniente como este no podía acabar con la historia de la familia Buhia.
Ante el descenso de las ventas, este puesto ha logrado reinventarse gracias a Wasna, hija de Mohamed. Pese a que no había trabajado antes con su padre, no podía permitir que el local cerrase, por lo que ahora trabaja con él desde los inicios del estado de alarma. “Yo llevo desde el confinamiento, acabo de empezar con mi padre. Iba a cerrar y entonces hablé con él y le dije ‘no, papá, vamos a poner reparto a domicilio, yo vengo contigo y te ayudo’. Y así fue. Y ya, me he quedado con él”.
Wasna es la que se encarga de todo el tema del reparto, tarea que realiza de lunes a sábado, de ocho de la mañana a tres de la tarde. “Se ponen en contacto conmigo a través de Whatsapp o llamada, me piden todo lo que quieren y se lo llevo yo hasta su domicilio”, explica. Incluso envía imágenes a quien lo necesite para que no compren sin ver toda la variedad que poseen. Con este sencillo método han logrado tener “mucho movimiento” en estos últimos meses, pero ahora que la población vuelve a pisar la calle, las ventas han vuelto a bajar. “Ahora parece que ha bajado porque la gente ya está saliendo a la calle. El estado de alarma se ha ido, pero yo sigo con los repartos a domicilio”.
“Con el coronavirus, las ventas han bajado. No venía nadie y nadie salía de casa”
Tanto Mohamed Buhia como su hija animan a todos los ceutíes a pasarse por su puesto, y más en estos momentos por los que están pasando los negocios con más historia de la ciudad. “Que salgan con mascarillas y que vengan, que tenemos de todo. Que se animen y que vengan al mercado central, al F-16, a la frutería de Buhia. Estamos a su disposición siempre”, insiste Wasna.
A Mohamed Buhia le quedan solo dos años para jubilarse. Esto implica que, en relativamente poco tiempo, alguien deberá ocupar su lugar y quién mejor que otra persona de la familia. Al preguntarle por quién heredará este puesto cuando se retire, Mohamed no tiene ninguna duda, su hija. Y a Wasna no le parece mala idea. “Si Dios quiere, sí. Seguirá el puesto abierto, como un negocio familiar, de generación en generación. Era de mi abuelo, ha pasado a mi padre y pasará a mí. Y luego pasará, si Dios quiere, a mi hija”, afirma ilusionada.
Ami tambien me ha gustado este articulo y tambien a decir verdad debo decirle al señor Joaquin Carlos que, tambien me ha emocionado como caballa que soy y residiendo tambien fuera de mi ciudad sus recuerdos de aquellos tiempos del servicio militar, veo que recuerda estas tierras, y al señor Buhia le digo que va a tener una digna heredera en su hija.
He leído este sencillo pero entrañable relato humano y me he emocionado con los recuerdos. Estuve en Ceuta haciendo mi servicio militar en 1980-81 y en más de una ocasión estuve en La Fuentecita, así que debí pasar frente al puesto del Señor Buhia. Me gustaba entrar en ese mercado central, por alguna razón ese hervidero humano que son los mercados de abastos, siempre me ha seducido. Esas mezclas de colores y olores, quizá por haberme marcado en mi niñez, continúan enamorándome.
Los tiempos cambian, es cierto, y las prisas nos llevan en volandas a los supermercados, pero continúa siendo aconsajable, cuando la prisa ya no nos inquieta, volver a hacer "cola" y comprar al tendero, que conociéndote de años, te trata por tu nombre. Animo a la Señorita Wasna a seguir la tradición de su abuelo y papá.
Un cariñoso saludo para ellos desde Tarragona.