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Marruecos avanza en sus obras al otro lado de la valla para impedir el acercamiento de inmigrantes a la altura de Sidi Ibrahim, convertido en un punto ciego para la Benemérita
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Las zanjas y fosas ya se distinguen
Zapatos preparados para trepar por el vallado, chaquetas repletas de polvo y rasgadas por las concertinas, guantes reforzados para evitar las cicatrices en la piel... El camino que conduce a Sidi Ibrahim aún muestra las prendas de aquellos hombres que cruzaron el vallado el pasado febrero, los últimos en cruzar a una Ceuta que poco a poco se va blindando más por parte de las fuerzas auxiliares marroquíes.
Al campamento levantado justo al lado de la valla, se suma el avance en la carretera existente en este lugar y que se abre en distintos caminos para poner más difícil la entrada de estas personas. Carreteras que se completan con zanjas a modo de fosas, que buscan convertir en imposible atravesar el único punto negro cuyo control resulta inviable para la Guardia Civil debido a la vaguada existente. “No está confirmado que en su interior vayan a colocar concertinas”, informa a El Faro una fuente del Instituto Armado, que no descarta que esas hileras de alambre se coloquen a pie de vallado tal y como hay en Benzú. No obstante las oenegés, recelosas, han alertado de que sí se producirá ese relleno, convirtiendo las zanjas en trampas mortales para los inmigrantes. Reduan M.J., activista, recuerda que este tipo de zanjas ya existen en Oujda y Nador, presentando una profundidad de entre 4 y 5 metros, en la que terminan cubriendo todos los puntos con espinos.
Marruecos avanza en su obra mientras la población migrante se ha alejado de los montes para intentar salidas por la vía marítima. A diario se producen marchas en frágiles embarcaciones, en dirección hacia la península. No hay día en el que no se produzca una, mientras Marruecos se prepara para blindar aún más la frontera con Ceuta, que contará con una inversión mayor por parte del Gobierno central tal y como confirmó el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido.
Las oenegés que trabajan en la zona han advertido del peligro y la temeridad de estas salidas, que están llevando a una movilización continuada de los servicios marítimos de ambos países.
El puesto de Benzú sigue con los mismos refuerzos y con la playa del lado marroquí ocupada con vallas y concertinas que frenan la carrera hacia el espigón.