El caso del carguero ruso Zapolyarye ha recordado a los años de la crisis, cuando los armadores que se quedaban sin liquidez tenían que abandonar los buques en el mar al no poder hacerse cargo de ellos. Eran barcos caídos en desgracia que dejaron de dar beneficios y que fueron abandonados a su suerte, para terminar de destruirse en el mar o bien ser rescatados en alguna subasta.
Sin embargo, este caso es muy diferentes al de aquellos malos años de la navegación internacional. Y es que a diferencia del abandono de los cascos, en esta ocasión el barco cuenta con toda la tripulación de 20 personas en su interior, sin rumbo fijo desde hace ya cuatro meses y con la incertidumbre de saber qué va a ser de ellos.
Desde que llegaron a Ceuta el pasado 28 de julio, donde tenían programada una parada para abastecimiento de combustible, el barco ha quedado fondeado a expensas del armador, que debido a la falta de liquidez no les puede abastecer de combustible para que lleguen al puerto de destino, en Gran Bretaña, y entreguen la carga de 23.000 toneladas de sal para deshielo que aún portan.
Días de incertidumbre y angustia, teniendo que solicitar ayuda humanitaria, hasta en tres ocasiones, a la Cruz Roja, quien les ha llevado alimentos y agua potable para poder subsistir en el interior del buque a dos millas de la costa.
Sin embargo, la historia de esta tripulación y de todas las personas que están detrás de resolver este problema, ha visto algo de luz esta semana, después de que la empresa armadora, Murmansk Shipping Company, haya dado señales de vida, haciéndoles llegar agua potable y comida a través de la empresa consignataria.
Asimismo, seis se sus tripulantes, cuyo contrato con la empresa ya había concluido, fueron repatriados también a cargo del armador y ya han vuelto a sus casas en sus ciudades de origen en Rusia.
Como relevo, cinco nuevos trabajadores embarcaron en este buque, dando esperanzas tanto a Capitanía Marítima como a la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte en España (ITF), de que esta nueva situación se haya planeado con miras a que el barco vuelva a zarpar hacia su puerto de destino.
El problema principal recae en que el barco no tiene suficiente combustible para marcharse y la compañía ya cuenta con un barco en similares circustancias en el puerto de Avilés.
Se trata de un barco de similares características, el Severnaya Zemlya que se encuentra atracado desde mayo de este año y embargado por una deuda de combustible. Al igual que el Zapolyarye, cuenta con toda la tripulación en su interior y mantienen la misma situación de incertidumbre, sin que en este caso se haya dado ninguna repatriación por el momento.
En ambos casos la ITF está actuando de intermediaria para intentar lograr una situación favorable para estas tripulaciones que aún desconocen cuál es su futuro en el interior de la compañía y cuándo van a volver a sus puertos de origen. Mientras tanto, conviven en el interior del buque, esperando a que la situación económica del armador mejore, por lo menos, para dotarles del combustible necesario para partir.
Una serie de inversiones fallidas
Según publica la revista especializada Naucher, la crisis de ambos barcos puede deberse a que Murmanks Shipping se ha visto comprometida con cuantiosas inversiones en buques nuevos en los últimos diez años y ahora está metida en problemas por el bajo nivel de los fletes de la carga seca a los que dedica su actividad. Esta publicación refiere a que estos problemas económicos, compartidos por varios armadores del sector, no justifica que se pueda abandonar a la tripulación en el interior de los buques a la espera de conseguir dinero para combustible. A diferencia del buque atracado en Avilés, los tripulantes del Zapolyarye llevan cerca de cuatro meses sin pisar tierra.
puedo meter una demanda si la compania con vadera panamena no me liquida vien por cinco anos de laborar con ellos