{jaimage crop="TC" /}Una de las tres competiciones oficiales de tiro con arma histórica recibe el nombre de un militar nacido en la ciudad. Varios ceutíes la practican. El objetivo más evidente de las armas de fuego catalogadas como históricas consiste en la conservación de las mismas pero, paralelamente, su protección permite al curioso aproximarse a los acontecimientos que tuvieron lugar en el momento de su creación, su utilización por un personaje relevante o su adaptación a un cuerpo militar.
En la actualidad, las tres competiciones de cartuchería metálica con pólvora existentes, es decir, aquellas en las que se dispara esta modalidad de armamento, reciben el nombre de personalidades o lugares que estuvieron estrechamente relacionadas con su construcción. Así tenemos las disciplinas que se bautizaron como Núñez de Castro; Freire y Brull; y Piñal. Indagando en el origen de sus nombres, los ceutíes aficionados a esta práctica se encontraron hace tiempo con una honorable sorpresa: un militar ceutí da nombre a la última de ellas.
Nacido en Ceuta en el año 1844, hijo de un capitán del Ejército con grado de comandante, Clotaldo Piñal Rodríguez ingresó en el Colegio de Infantería en 1859. Ascendido a subteniente en 1862, al siguiente año ingresaba en la Academia de Estado Mayor de Artillería de la Armada, siendo promovido a teniente del Cuerpo en 1868, destinado como oficial de talleres en el Parque de El Ferrol, Galicia. A finales de 1869 marchó a Cuba para formar en la dotación de la fragata 'Victoria', en que permaneció hasta ser nombrado, en 1871, profesor interino en la fragata 'Esperanza', Escuela de Artillería.
Durante su destino en Asturias, el artillero Piñal diseñó en la fábrica de Oviedo los proyectos para la obtención de un modelo de revólver a adoptar por el Ejército, con sistema Ibarra de extracción gaseosa de las vainas. Piñal fue un "militar extremadamente inquieto, según se deduce de lo expuesto en su hoja de servicios", figura en el libro 'Revólveres y Pistolas en las Fuerzas Armadas Españolas, 1855-1955' de Juan L. Calvó.
Juan Paredes, vocal de Armas Históricas del Club de Tiro de Ceuta, explicó que esta modalidad de tiro consiste en disparar con arma corta, pistola o revólver, original o réplica; la distancia de tiro es de 25 metros sobre blanco de la International Shooting Sport Federation, ISSF, para pistola libre; la posición es de pie; y el calibre hasta el .45".
Paredes, quien también es miembro de la Federación de Tiro de la ciudad, aclaró que estas armas ni son ergonómicas ni tampoco disponen de una mira eficiente, sin embargo, "a los aficionados al tiro nos gusta porque supone un reto" para el artillero. Otra de las desventajas de esta vertiente histórica de la tirada es que la pólvora negra, al ser orgánica se quema, "ensucia el cañón de modo que hay que limpiarlo después de cada tiro para mantener la precisión del disparo". La forma más simple y eficaz de limpiar el cañón, añade Paredes, "es agua y jabón". A quien le gusta esta disciplina, dijo, "es por el amor al arte".
Y, como cualquier arte, resulta caro, reconoce este aficionado. Su última adquisición es una réplica del revólver Colt 1873 hecha por la casa italiana Uberti y su precio asciende a 600 euros. El original de esa misma pistolar, calcula Paredes, oscila entre los 2.000 y 3.000 euros. "Cuando yo empecé en 1971", rememora este coleccionista que posee 21 reproducciones históricas, "compré un rifle largo de pólvora negra por 3.000 pesetas en un establecimiento cerca de la Ribera".
En 1872, destinado en El Ferrol, Piñal fue condecorado por su actuación durante la insurrección republicana en aquel arsenal. A finales de 1873 cursó baja definitiva en el Cuerpo e ingresó en el arma de Infantería del Ejército, con grado de capitán. Actuó en operaciones militares contra los Carlistas hasta 1875, que ingresó en la Academia de Artillería, obteniendo empleo de teniente del Cuerpo en 1876, con destinos en las fábricas de Trubia y Oviedo hasta mediado el año 1879, que ingresó en el Instituto Geográfico y Estadístico, donde se mantuvo hasta el año 1889, actuando como profesor, integrando los Tribunales de oposiciones a plazas de oficiales del cuerpo de Topógrafos y aspirantes a plazas de oficiales ingenieros del cuerpo de Topógrafos y aspirantes a plazas de auxiliares ingenieros de geodésica, con mando de la brigada de Geodésica.
En 1880, Piñal fue ascendido a teniente coronel del Ejército en mérito a los servicios prestados para efectuar el enlace geodésico de los continentes africano y europeo, construcción de los mapas correspondientes, recibiendo del Gobierno francés la insignia de la Legión de Honor, por su colaboración con la Comisión francesa, en los trabajos geodésicos entre España y Orán.
En 1890 pasó a la Fábrica de Toledo y en 1891 al Parque de Burgos, siendo condecorado por dos memorias presentadas acerca de la modificación del cartucho reglamentario a utilizar en el armamento de infantería. En 1903 figuraba en comisión en el parque de Guadalajara, para asistencia y participación en las prácticas de aerostación. Este mismo año solicitó el retiro y causó baja en el Cuerpo.
"Aparte de nosotros, es posible que haya más aficionados"
"¿Acaso parte de la historia no se ha hecho con las armas?", se pregunta Juan Paredes, vocal de Armas Históricas del Club de Tiro de Ceuta. Este aficionado explica que esta disciplina "aún no se practica de forma oficial por falta de armas y de participantes ya que deben reunir una serie de características". En estos momentos, varios ceutíes pueden participar en la modalidad de tiro Piñal ya que disponen de las pistolas para ello, en concreto, son revólveres Colt de distinta longitud de cañón pero eso no significa que sean los únicos. "Es posible que en la ciudad haya más personas con estos modelos u otros que quieran practicar la tirada Piñal", sostuvo Paredes antes de destacar que la Real Federación Española de Tiro Olímpico, previa aceptación del Consejo Superior de Deportes, incorporó a sus actividades deportivas la especialidad denominada armas históricas. Mientras que antes su "venta era libre", apuntó este representante del colectivo, "desde hace un tiempo se exige licencia", puntualizó. Su pasión por estas piezas de coleccionismo data de los años 70, cuando vio la película biográfica 'El sargento York', el más condecorado soldado estadounidense de la I Guerra Mundial. En ella aparecía un rifle largo que él adquirió poco tiempo después.