En año 92 se vivió intensamente en España: la Expo de Sevilla, los Juegos Olímpicos de Barcelona, otro triunfo de Induráin en el Tour, la primera Copa de Europa del Barça… Hubo también noticias trágicas como la muerte del mítico boxeador Urtain, quien guardaba una relación especial con Ceuta pues hizo la mili en el Regimiento de Caballería ‘Montesa 3’.
José Manuel Ibar Azpiazu perdía la vida hace justo 30 años, cuando el 21 de julio de 1992 en los días previos a la inauguración de los Juegos de Barcelona se suicidó tirándose del décimo piso de su casa en el barrio del Pilar del Madrid. El conocido durante su etapa pugilística como el ‘Morrosko’ o el ‘Tigre de Cestona’ dejaba un legado triste de juguete roto de la vida y el deporte del noble arte tras haber sido el heredero del que fuera el gran peso pesado español de todos los tiempos, el también vasco Paulino Uzcudun.
A las tres décadas de su muerte y en unos días en los que parece haberse despejado algo más el tabú de la salud mental en la sociedad en general y en el deporte en particular, llama la atención la falta de recordatorios de un nombre que está ligado a la historia del deporte español del siglo XX por la fama que llegó a tener en vida y por su complicada carrera profesional.
Dos piedras de más de 100 kilos como equipaje
Cuando llegó a Ceuta en los incipientes años 60, Urtain todavía no era boxeador. Pero ya era evidente su gran fortaleza física cuando desembarco en la ciudad caballa para hacer el servicio militar obligatorio. Llegaba de una punta de España a la otra convertido en un héroe local como ‘harrijasotzaile’ (levantador de piedras) tras haber practicado también en su caserío como ‘aizkolari’ (cortador de troncos).
Urtain no debió pasar desapercibido en la Ceuta de entonces con su imponente poderío físico. Su paso por el enclave español norteafricano lo recoge un reportaje del diario ‘Abc’ de 1969 en el que se dice que su tarea durante la mili fue comprar por la mañana el periódico al teniente coronel Zabala y llevarle la orden del día.
Aunque la anécdota más curiosa es la de la su llegada cuando apareció en la aduana con dos piedras de más de 100 kilos de las que usaba para entrenar. Su padre, que tuvo una muerte trágica en el caserío, había sido un levantador famoso en la zona de Cestona y Urtain siguió sus pasos hasta que un empresario vio en él el cuerpo perfecto para dedicarse al boxeo.
De la mili ceutí a un final trágico
Esta historia se recoge en el libro ‘Ceuta Reportajes: historias en blanco y negro’ del periodista local Antonio Martín, que recopiló una serie de personajes famosos del país que como a Urtauin el destinó les reservó una mili en la ciudad autónoma: es el caso del actor Imanol Arias, el cantante Carlos Segarra, el artista canario César Manrique, el presentador televisivo Pablo Motos o el histórico futbolista español Telmo Zarra.
Sea como fuere el paso por Ceuta marca y la verdad es que la vida de Urtain tomó un cariz diferente convirtiéndose a los pocos años en uno de los deportistas modelo que quiso aupar el régimen a través de Vicente Gil, el médico personal de Francisco Franco que era a su vez el presidente de la Federación Española de Boxeo.
El ‘Morrosko’ llegaría a tener el cinturón de Europa de los pesos pesados tras ganar al alemán Peter Weiland en el Palacio de los Deportes de Madrid. A partir de ahí vendría una derrota con Henry Cooper y una carrera de calvario con sospechas de amaños y de haber sido manipulado por quienes llevaron su carrera.
Acabaría en la lucha libre como el previo pasa a una vida posterior en la que fracasó en los negocios y no supo mantener su imagen llegando a ser a veces parodidado en televisión por su forma de ser tosca aunque amable y bonachona. El director de cine Manuel Summers realizó una película documental titulada ‘Urtain, el rey de la selva… o así’ en 1969 y más reciente el grupo de teatro realizó una obra que fue televisada y en la que hacía un recorrido por la España de la segunda mitad del siglo XX.
Así lo recogió El Faro
En la edición del miércoles 22 de julio de 1991, El Faro de Ceuta además de recoger la noticia publicaba un articulo de Carlos Salem que decía lo siguiente: “El hombre que recogió la gloria para su país desde los ring internacionales, no pudo asimilare el castigo de marcharse al rincón y quedarse allí para siempre.
En otro artículo de días posteriores se contraponían los éxitos del ciclista navarro Miguel Induráis a los del malogrado Urtain. Lo cierto, es que la inminente inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 eclipsaron esta muerte que a su vez era la muerte de una época de España.
Podrían haber dejado a este hombre en su tierra, allí también había cuarteles para haber cumplido con el servicio militar, hacerlo venir a Ceuta con dos piedras, para comprar y entregar el periódico al Jefe de Cuartel lo veo mal planteado, mejor lo hubieran dejado en su tierra levantando piedras y cortando troncos con el hacha , pero así era la Mili.
Gran reportaje de una figura singular. En su tiempo levantó pasiones, nunca fue un gran boxeador sí una persona sencilla que tras la efímera fama no supo soportar el olvido. La película Más dura será la caída parece haber sido hecha para él.
Maravilloso reportaje. Gracias por volver a recordar a una figura del deporte y del boxeo como Urtain. Mis dieces.
Gran pujil en su época,y eso que no tenía cuerpo de armario,todo un campeón que levantaba pasiones a los aficionados;fue una desgracia la forma en que falleció,pero lo dicho todo un maestro.
Siendo una gran figura del deporte español ,a todos los niveles, en Europa y el mundo, el que escribe el artículo debería de haberlo hecho con más dignidad y no titularlo como lo ha titulado, pero claro, tratándose del medio que se trata, quizás sea demasiado pedírselo al columnista. Usted no pasará de donde está. Descanse en paz.