Fue una tarde mágica en el los aledaños del ‘Alfonso Murube’, ya que los aficionados del nuevo equipo de Segunda División, la AD Ceuta, estuvieron desde bien temprano por la tarde juntándose para despedir el último partido en casa en Primera RFEF.
Los hinchas de la AD Ceuta recibieron al equipo en la puerta de vestuarios para despedir a sus jugadores de la Primera RFEF. Una humareda blanca teñía el cielo caballa para recibir a los héroes del acenso y los aficionados le arroparon con un impresionante recibimiento.
Muchos fueron los que acudieron esta tarde de sábado al ‘Alfonso Murube’ para no solo recibir al equipo, sino desde horas antes a realizar una previa a la altura de lo que ya se merece este equipo de fútbol: la Segunda División.
El bar Tapi era otro de los escenarios elegido por los aficionados, donde se juntaron para hacer la previa del encuentro y animar al Ceuta ante el entusiasmo que hay por jugar en Segunda División.
Corteo de los aficionados
Sobre las cinco de la tarde, los hinchas comenzaron el corteo desde la plaza Víctima del Terrorismo hasta la puerta de vestuarios en la que poco a poco se iba sumando más gente donde el color blanco predominaba en las camisetas caballas.
Una paella realizada por el Mar de Olivos, montaditos de Las Balsas, refrescos, música… hubo de todo lo que había que tener para esta tarde de fútbol, la última del Ceuta en Primera RFEF.
Si bien es cierto, que en la paella en la plaza había pocos aficionados, comenzaron a sumarse poco a poco a la previa.
Los aledaños del estadio Alfonso Murube vivieron este sábado una de sus jornadas más emotivas y festivas en los últimos años. Desde las 14:00 horas, las inmediaciones del estadio se convirtieron en el epicentro de lo que parecía iba a ser una fiesta blanquinegra pero la fuesta iba a ser minutos más tarde con el recibimiento a los jugadores.
La afición caballa respondió con una masiva asistencia al corteo anunciado para las cinco de la tarde, organizada para celebrar, por todo lo alto, el histórico ascenso de la AD Ceuta FC a Segunda División, 45 años después.
Última tarde en Primera RFEF
La tarde se tiñó de alegría, orgullo y agradecimiento. Era el último encuentro en casa de la temporada en Primera RFEF, ante el Yeclano Deportivo, y la ocasión lo merecía: el equipo dirigido por José Juan Romero ya había certificado su ascenso matemático a la categoría de plata del fútbol español, y la afición quiso demostrar, una vez más, por qué es una de las más fieles y apasionadas.
La celebración comenzó pronto y con fuerza. A mediodía ya se concentraban los primeros aficionados en las inmediaciones del Murube, y a las dos de la tarde arrancaban oficialmente los actos con una paella popular que congregó a varias personas. Familias enteras, jóvenes, veteranos y peñistas de toda la ciudad compartieron una jornada cargada ambiente de hermandad y emoción.
No faltó la música, que animó la previa con sesiones de músicas y cánticos que retumbaban por todo el entorno del estadio.
Durante toda la tarde, la afición no paraba de cantar y emocionarse con lo que su equipo logró hace apenas siete días, el ascenso a Segunda División.
La afición, entregada, coreaba los nombres de los jugadores y del cuerpo técnico, a su llegada al ‘Alfonso Murube’, ya en el clásico recibimiento a la expedición pero éste, adquirió tintes especiales al ser el último que van hacer en Primera RFEF.
Sabor especial
Para muchos aficionados, esta celebración tenía un sabor especial. Después de años de lucha en categorías inferiores y temporadas de esfuerzo incansable, el ascenso a Segunda es la recompensa a una trayectoria marcada por el trabajo constante del club, el compromiso de la plantilla y el respaldo incondicional de la afición.
Con el ambiente caldeado por la emoción y el buen ánimo, la afición fue entrando poco a poco al estadio para vivir el último partido en casa de esta temporada, ya con la tranquilidad del deber cumplido y la ilusión de lo que está por venir.
Ceuta se ha ganado un sitio entre los grandes, y su gente ha demostrado que está más que preparada para acompañarlo en esta nueva etapa. La tarde de este sábado, entre paella, música y pasión, fue el mejor ejemplo de que el fútbol, cuando se vive en comunidad, sabe todavía mejor.