El Director General de Aduanas de Marruecos, Nabil Lagdar, declaró recientemente al semanario marroquí “TelQuelque”, que las infraestructuras aduaneras comerciales marroquíes en la frontera del Tarajal, no permitían instalar dispositivos aduaneros; aunque, luego, se enmendó a sí mismo la plana rectificando en una nueva declaración pretendiendo hacer ver que había sido malinterpretado, y que no se oponía al reciente compromiso entre España-Marruecos, en el que se recoge, la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada, incluyendo dispositivos apropiados de control aduanero a nivel terrestre y marítimo, para que la frontera funcione como lo que es, una Aduana exterior de la Unión Europea que en cuanto se tome la decisión política, la vamos a aplicar.
Y se está ahora mucho en el debate sobre la conveniencia de que exista en Ceuta una aduana comercial del lado marroquí en la frontera del Tarajal. Hay círculos económicos bastante influyentes en Ceuta-Norte de Marruecos, muy interesados en promover y fomentar las mutuas relaciones sociales, económicas, comerciales y de buena vecindad hispano-marroquíes. Pero no pueden hacer casi nada al no contar las partes interesadas con una aduana comercial marroquí debido a la carencia de esa Aduana comercial con Ceuta, lo que cree se trata de una aberración anacrónica, al no poderse aprovechar esas recíprocas potencialidades de que se dispone por ambas partes y en mutuo beneficio, que incluso ningún país tercermundista se perdería sólo por la recalcitrante cabezonería de no querer abrir una Aduana con Ceuta, porque se inventan que ésta es una ciudad marroquí “ocupada” por España, cuando, tanto de hecho como de derecho, es de plena soberanía española desde muchos años antes de que existiese el propio Estado de Marruecos.
No obstante, está perfectamente claro el deliberado rechazo marroquí a crear su Aduana comercial en el Tarajal. Por lo que se refiere a Melilla, sí fue acordada su instalación hace ya 156 años, en virtud del tratado hispano-marroquí, firmado en Tánger el 31-07-1866, que recoge que: “S.M. el Sultán establecerá una aduana en la frontera del territorio de Melilla, el lugar en que dicha aduana se establezca será asignado por delegados marroquíes, de acuerdo con el Gobernador de Melilla, y en el sitio que elijan podrán construir las casas necesarias para la aduana, almacenes y habitación de los Administradores y empleados moros. “Los Administradores de la aduana empezarán a desempeñar sus funciones en el término de 40 días a contar desde la firma del presente Convenio. S.M. marroquí dictará luego con este objeto las órdenes convenientes. Por la aduana de Melilla se podrán importar y exportar todos los artículos de comercio que se importen y exporten por los puertos marroquíes. Los artículos prohibidos por los puertos marroquíes se considerarán también prohibidos por la aduana de Melilla. Las mercancías pagarán los mismos derechos que se abonan en dichos puertos, conforme a lo establecido por los tratados”.
Y tal Aduana comercial de Melilla, efectivamente, se construyó en su día. Pero de poco ha terminado sirviendo, porque, desde el 13-03-2020 - hace más de dos años - Marruecos la cerró unilateralmente, sin dar cuenta ni razón alguna. Y recientemente, ha vuelto a prolongar dicho cierre, al menos, hasta finales del presente año.
Sin embargo, por lo que se refiere ahora a Ceuta, desde la guerra de Melilla de 1909, y según luego se estableció en el Convenio de 16-11-1910 y Acta ratificadora de 12-01-1911 sobre la vigencia de aquel Convenio entre ambos países, ya entonces Marruecos también se comprometía a crear un puesto aduanero comercial en el lado marroquí de la frontera del Tarajal, cuya ejecución luego no llevó a cabo por reiterado incumplimiento por el país vecino, durante los 113 años, que ya lleva incumpliendo su compromiso.
Y ello, también, pese a que fue el propio Sultán quien se comprometía en dicho Convenio a no fortificar en los alrededores de Ceuta, que el caíd de la población limítrofe marroquí y el Gobernador Militar ceutí resolverían de común acuerdo los asuntos locales y se establecería en Ceuta una Aduana en el lado marroquí y puesto fronterizo del El Tarajal. Y, si los ingresos de las Aduanas de Tánger y Tetuán disminuyesen por la creación de la del Tarajal, el Sultán determinaría en qué proporción esta última contribuiría a compensar la baja de ingresos, recurriéndose también al artículo 112 del Acta de Algeciras, que dispone corresponde al Magzen (Gobierno marroquí), tal compensación con los remanentes de la Aduana de Ceuta (El Tarajal).
Suspensión ‘sine die’
De manera que, tal como Marruecos tiene en la actualidad suspendida, ‘sine die’, aquella medida por él mismo acordada, ahora resultaría que, para poder comerciar de forma ordenada y legal desde Ceuta con cualquier ciudad marroquí próxima a ella, pues como en el lado de Marruecos no existe aduana comercial, habría que hacerlo desde Ceuta en tránsito vía Algeciras, Cádiz o Málaga, vía Tánger-Tetuán-Rincón del Medik-Castillejos, etc. Y, viceversa, desde Marruecos a Ceuta, por Tánger-Algeciras-Ceuta. Y eso sería tan irracional, entorpecedor y costoso como que merecería erigirle un monumento a la incomprensión humana.
Estamos ya en el siglo XXI, y el comercio constituye un poderoso motor de desarrollo económico que es lo que más mueve a las personas y a los pueblos en sus relaciones sociales de amistad, buena vecindad y convivencia entre los individuos y los Estados, siendo impresentable que no se exploten y aprovechen por ambas partes tales oportunidades sólo por no existir una aduana comercial.
El Estatuto firmado por Marruecos con la Unión Europea prevé el reforzamiento de las relaciones comerciales casi próximo a la adhesión, la culminación de una Política Europea de Vecindad y un Plan de Acción de la UE-Marruecos, en los que se deben establecer acuerdos de libre comercio, agricultura, servicios fitosanitarios, etc; constituyendo tal declaración una verdadera hoja de ruta para aproximar Marruecos a la UE, en una estrategia de convergencia real de ambas zonas. Para ello, la UE destina recursos financieros muy importantes de los que Marruecos es beneficiario y que en la medida necesaria debería de destinar a crear su propia estructura aduanera.
Todas esas cuestiones las arreglo el presidente del gobierno en eu ultimo viaje a Rabat. Y como lo que le gusta es arreglar problemas, creo un problema con Argelia, que nunca habia exisitido, para procurar solucionarlo y una vez hecho, creara otro con Marruecos y asi hasta el fin de su mandato, que deseo termine ya , de una vez por todas.