Cuidado con las expectativas. El
PSOE de Ceuta se llevó un doble chasco el pasado 28 de mayo, cuando su sede se convirtió en un pañol de lágrimas pese a seguir siendo el primer grupo de la oposición (pero
con 1.500 votos y un diputado menos de los cosechados en 2019), y las jornadas que siguieron a la cita con las urnas, cuando al teléfono de Juan Gutiérrez no llegaba la llamada esperada de
Juan Vivas para, en el peor de los casos, formalizar al menos que seguía vigente en principio de acuerdo tejido durante la segunda parte del ciclo político anterior, según el cual populares y socialistas se apoyarían mutuamente con los perdedores como sostén de quienes ganasen las elecciones.
Al final las aguas volvieron al cauce que los poderes fácticos reclamaron incluso con virulencia y tosquedad para alejar al
PP de “islamistas” y “comunistas”, los términos que, como si de los dirigentes locales de Vox se tratara, utilizaron algunos prebostes locales para referirse a los responsables del MDyC y Ceuta Ya!, en quienes Vivas hizo creer al menos que había encontrado potenciales aliados para cerrar un cuarto de siglo al frente del
Ejecutivo local con unos socios que hiciesen todavía más visible su apuesta por la ciudad multicultural que ha enarbolado frente a los embistes de una ultraderecha que también salió baqueteada de las urnas, como el PSOE, que se vio tan ganador que llegó a recomendar a Vivas que buscase un subalterno con quien Gutiérrez pudiera, con mando en plaza, “entenderse” bien.
El caso es que los de Hamed y Mustafa se dejaron seducir por la posibilidad de cogobernar Ceuta y en la campaña de las generales, en la que el PP les pidió prudencia, mantuvieron neutralidad y cautela.
Cuando pasó el 23J, Vivas, ya investido, con gobierno formado y los tres escaños en las Cortes de la circunscripción para sus siglas (fuese lo de junio con el MDyC y Ceuta Ya!
un flechazo de verano o una jugada maquiavélica para reducir en las generales las posibilidades de los socialistas) volvió a la arena de los posibles pactos más partidario de seguir con el PSOE como socio predilecto, aunque dispuesto a incluir en la ecuación al Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía, con el que solo no se llega a 13 y al que rechazaban los socialistas, ya que Ceuta Ya! reclamó clarificar las cosas antes de la primera votación con chicha de la nueva etapa,
la del expediente de modificación del Presupuesto de 2023. Al no hacerlo adoptó un discurso de oposición dura que contrastó con las manos aparentemente tendidas a la espera de acontecimientos del MDyC, el PSOE y hasta Vox.
El PP vetó que los socialistas se pudieran hacer con áreas como la limpieza pública
Vivas y el número 3 del PP nacional, Elías Bendodo, aseguraron ayer que, diga lo que diga el PSOE, su acuerdo para repartirse el Consejo de Gobierno de la Ciudad estaba “prácticamente hecho” y que, efectivamente, Gutiérrez reclamaba tres consejerías (Barriadas, Sanidad y Turismo, así como cuatro empresas municipales), aunque entre las líneas rojas que le había puesto el presidente estaba dejar en sus manos potenciales competencias con conflictos de intereses como, por ejemplo, la limpieza pública (el líder socialista es encargado general de su actual prestataria) o cementerios.
Vivas explicó ayer que únicamente faltaba poner nombre a quiénes serían los consejeros, ya que esa es una potestad suya, y poner a Génova al corriente del resultado del trato.
Para engrasar las conversaciones el PP y el PSOE recurrieron a empresarios amigos y abogados muy bien relacionados. Todo se cocinaba entre bambalinas, incluso para Ferraz, que conoció a través de los medios el alcance de lo que se tramaba en Ceuta mientras a nivel nacional ambos partidos se tiraban los trastos a la cabeza por La Moncloa.
La Ejecutiva Federal de Sánchez
tardó unas horas en vetar la gran coalición (sí está dispuesta a que los suyos sigan dando “apoyos puntuales” a Vivas) y Gutiérrez emitió un escueto comunicado para, una semana después de confesar ante las cámaras que un gobierno de cohabitación era lo que exigía, asumir que con los de Feijóo no había nada que acordar.
Tras conocerse el portavoz el PSOE de Ceuta decretó vacaciones y silencio, aunque algunos de sus representantes han rogado paciencia al presidente confiando en que todo se puede arreglar.
Vivas dio ayer por zanjado el asunto: no gobernará en coalición ni con los socialistas ni con los localistas (Vox está fuera de todo cálculo desde siempre) y supuestamente tampoco cerrará ningún pacto “estable” de legislatura, sino que negociará tema por tema en busca de “apoyos puntuales”, un marco en el que casi todos en la oposición intuyen que hay mucho más que perder que que ganar.
“Yo tenía el consentimiento para iniciar las conversaciones”
“Yo tenía el consentimiento para iniciar las conversaciones, para hablar, cosa que parece que Gutiérrez no, y siempre con la misma y única instrucción: los intereses de Ceuta y España por encima de los partidistas”. Así resumió ayer Juan Vivas cómo encaró y con qué aval de Génova
sus negociaciones con el PSOE para formar el gobierno de coalición que exigían los socialistas El presidente solo desveló de sus tratos con Gutiérrez que “yo le dije que teníamos que llegar a ese punto final con dos requisitos: que era importante definir objetivos, prioridades y medidas; y que teníamos que pasar ese posible acuerdo por los órganos rectores de nuestro partido”. Vivas también se había reservado expresamente la competencia para nombrar a las personas, a los socialistas que entrarían en su Consejo de Gobierno, pero al final no tendrá que llegar a eso.