Ceuta vuelve a protagonizar un suceso relacionado con el éxodo juvenil migratorio. En este caso, una patera ha sido interceptada con once inmigrantes que querían alcanzar la península y que vieron frustradas sus ganas al ser detectados por Salvamento Marítimo, que los tuvo que rescatar en las aguas del Estrecho.
Otra embarcación más, que se traduce en un episodio que se está repitiendo en exceso en estas últimas semanas y que parece estar relacionado con el anuncio del Gobierno marroquí de implantar de nuevo el Servicio Militar obligatorio, además de las escasas oportunidades laborales con las que cuenta la juventud del país vecino.
El otro caso son los argelinos, que una vez que arriban a nuestra costa, están abocados a permanecer en el CETI sin opción de cruzar a la península y despidiendo a otros colectivos mientras que su vida pasa en este centro. Por lo que sea, este éxodo de la juventud tendrá repercusiones en un futuro, ya que finalmente es la gente joven la que tiene que seguir con la cadena y sustentar a su país.
Lo mismo sucede con los menores, en plena discusión de quién debe hacerse cargo de ellos en España, si Estado o Ciudad, quizás habría que estudiar qué hacer para evitar que lleguen a nuestras ciudades y saber por qué lo hacen.
Y es que las historias que suceden y que día con día se recogen en la páginas de este periódico, habla de situaciones extremas y de organismos que se están viendo desbordados por las llegadas de personas que no tienen un fututo en su país de origen. El hecho de que un joven no tema a morir en el mar o cruzando un vallado, dice mucho de la situación por la que está pasando.