Se llama Aboubaker y tiene 3 años.
Lleva casi uno sin ver a su padre, Abdelila, que está trabajando en una cafetería de Ceuta tras quedar atrapado en nuestra ciudad. Este pequeño representa el drama más duro de la
frontera, cuyo cierre ha provocado la separación radical de muchas familias. Su imagen en la
manifestación del pasado viernes en Castillejos, con un cartel en el que rezaba escrito que echaba de menos a su papá, se ha vuelto viral. Esta es la historia de un pequeño que ha simbolizado el sufrimiento y las penurias que van a más al otro lado del paso del Tarajal. Su madre Hanan cuenta a El Faro de Ceuta que ese 12 de marzo de 2020 en el que, por sorpresa, se anunció el cierre de la frontera, ella pudo regresar a Marruecos en torno a las diez de la noche para estar junto a sus tres hijos de 18, 8 y 3 años. Su marido se quedó en Ceuta, sin que por aquel entonces se supiera que esa clausura fuera a durar tanto en el tiempo. Ese tanto, de momento, va casi para un año. Durante cuatro meses Abdelila se quedó sin trabajar, atrapado en Ceuta y viviendo en casas de amigos, sin dinero y sin nada, en un periodo de confinamiento en el que todo estaba cerrado salvo la actividad considerada esencial. Mientras, Hanan, que llevaba 16 años trabajando en casas de nuestra ciudad como tantas y tantas mujeres marroquíes, se quedaba en Castillejos junto a sus hijos para atenderlos. Ahora llevan casi un año sin verse. Abdelila, que siempre ha trabajado en distintas cafeterías de Ceuta, presta ahora servicio en una de ellas pudiendo así mantener a su familia, igual que otros compatriotas que envían algo de dinero a sus seres queridos para salir adelante en una de las peores crisis que se recuerdan en el norte de Marruecos.
Precisamente las manifestaciones que se han repetido en estas semanas y que se seguirán sucediendo ponen en evidencia lo mal que están miles de familias que vivían directamente de los negocios de la frontera o de su apertura para trabajar en Ceuta donde estaban contratados. Hanan cuenta que lleva casi un año sin ver a su marido, al igual que Aboubaker, quien siempre dice que “quiere que abran la frontera para ver a papá”, cuenta su madre en una entrevista con este periódico. El día de la manifestación Aboubaker, a pesar de su corta edad, quería estar en la calle, como muchos vecinos de Castillejos que solo reclaman una mejora para su subsistencia. El pequeño siempre dice que echa de menos a su padre, que quiere que se abra la frontera para verle. Aunque hacen videollamadas de forma constante, el niño siempre dice a su padre “que venga a casa”, él “no entiende que la frontera está cerrada y quiere que su padre venga”, cuenta Hanan. “Casi un año sin vernos, es algo muy malo”, añade. Pero en Castillejos no hay trabajo y al menos con lo que Abdelila puede enviar al hogar esta familia puede salir adelante. Hanan trabajaba en tres casas de Ceuta, en hogares cuyos moradores son casi de su familia. Ahora está al cuidado de sus tres hijos, mientras su marido trabaja para mantenerlos. El pequeño de esta humilde familia no entiende de cierres fronterizos, ni de la situación tan dura que se está viviendo. Solo quiere que venga “su papá”, por eso ese cartel tan sincero y esa mirada se hicieron virales en forma de fotografía porque vienen a demostrar lo que está sufriendo un pueblo que vivía en buena parte de Ceuta, como Ceuta a su vez dependía en muchos de sus quehaceres de la población al otro lado de la frontera.