Cuando el diez de septiembre de 2011 a las seis de la tarde, N.M. fue detenido por la Guardia Civil en las inmediaciones del Puerto de Ceuta, en su semblante no se dibujó el rictus de la sorpresa desagradable, el aire de la frustración o ese miedo que congela el cuerpo y la mente por un negro porvenir dibujado en el horizonte. No porque el hombre, de origen marroquí y entonces residente en Cartagena y no en Sevilla, como en la actualidad, se había delatado así mismo mediante una llamada telefónica en la que informaba de las intenciones delictivas e ilegales que abrigaba y con las que se había comprometido con un tercero.
En concreto, informó de que a esa misma hora –las seis de la tarde– de ese día –el diez de septiembre– iba a tomar un ferry en el Puerto de Ceuta con destino a Algeciras, pero que lo iba a hacer con una maleta en cuyo interior había droga, un kilo y medio de hachís, cuyo valor en el mercado negro se estimó en 2.068 euros, y que fue entregada poco antes por un tercero con la intención de ser el mediador de la misma en aras de hacer pasar la droga por las aguas del Estrecho y administrarla, con intención lucrativa, ya en la Península.
Por tales hechos, el hombre fue condenado ayer a tres meses de prisión, pena que fue sustituida finalmente y a petición del Ministerio Fiscal, por una multa durante seis meses a razón de dos euros al día además de 518 euros más, lo que alcanza un total de 878 euros. Tal cantidad, y según quedó ayer estipulado, será afrontada por el hombre en cinco plazos de 150 euros y un sexto y último de 128 euros.
No obstante, y pese a quedar resuelto el caso, la pregunta obligada, que en realidad esconde una duda, queda en el aire: ¿Por qué se autoinculpó N.M. antes de tiempo el día de los hechos y no optó por seguir adelante con el plan diseñado desde Cartagena y del que intentaba sacar tajada económica? Lo dijo ayer en juicio: el hombre estaba arrepentido y no quería seguir hacia delante con lo que sabía era un delito, de ahí que eligiera tal camino en lugar de inculpar y decepcionar a terceros.