Entre los años 2013 y 2015 se llevaron a cabo dos campañas de excavación arqueológica en un solar situado entre las calles Galea, Simoa y Teniente Arrabal de Ceuta. La parcela estaba ubicada cerca del borde litoral norte de la Almina y a pocos metros de los baños árabes de la Plaza de la Paz (figura 1).
Durante los trabajos arqueológicos se documentó una estructura excavada en el subsuelo en la que se depositaron los restos de un ritual de magia talismánica datado en el siglo XIII (figura 2).
Todo indica que fue diseñada para este fin concreto. Sobre el fondo de la cámara inferior se colocó una jarra de pasta blanquecina y justo en su centro se excavó un pequeño orificio en el que se introdujeron los restos carbonizados de las extremidades anteriores de dos ovejas, de una gallina y de peces, junto a los carbones y cenizas de un holocausto ritual que tuvo que llevarse a cabo fuera de la gruta.
También se depositaron fragmentos de dos tapaderas y de dos jarras: una decorada con la técnica de la cuerda seca y la otra mediante la compleja decoración esgrafiada (figura 3). Estos fragmentos permiten datar en este conjunto votivo entre el segundo cuarto y finales del siglo XIII.
Junto a la cerámica y los restos faunísticos se recuperaron tres finas placas de hueso trabajadas, una de ella calada y decorada con motivos geométricos que debieron pertenecer a una delicada caja en la que se guardaron elementos vinculados a la práctica de la magia talismánica (figura 4).
Para el mismo fin pudieron servir un utensilio de bronce con forma alargada y un pequeño recipiente de vidrio.
Este conjunto de restos faunísticos, cerámicos, de una delicada caja y de otros objetos de metal y vidrio fue, a su vez, cubierto con un segundo depósito del que se recuperaron restos de dos ovejas de menos de un año de edad, acompañados de un clavo de hierro, un fragmento de madera carbonizada, otro de un candil y dos husos de hueso (figura 5), entre otros materiales arqueológicos.
Todo indica que el último objeto que pusieron sobre el depósito ritual fue un colgante de plomo en el que aparece representada una figura femenina desnuda, con los brazos en posición oferente, las piernas arqueadas y entre ellas un motivo vegetal (figura 6).
Galea. Calle del hallazgo. Este lugar, fue el hoyo de planta circular ubicado en el centro de la cámara inferior de la gruta de Ceuta
El talismán está realizado en plomo y tiene unas dimensiones 7 x 4 cm. Representa una figura humana femenina en su anverso, mientras que su reverso es completamente liso.
El cuerpo y las piernas, vistos desde el reverso, adoptan la misma forma que el marco del propio talismán. Ese marco es un polígono de cinco lados y un vértice, con una forma rectangular inferior y una triangular superior. Sobre el vértice superior figura un círculo que convierte al talismán en un colgante.
El borde de este marco, de forma pentagonal, está decorado con trazos perpendiculares. Dentro de este marco se inserta la imagen antropomórfica unida mediante una serie engarces horizontales y verticales. De igual modo, es visible un engarce vertical de la cabeza con el vértice superior interno del talismán.
La cabeza de la figura adopta una forma semicircular que culmina en la parte inferior con dos lóbulos redondeados que representan la melena. Cuenta con una diadema que se adapta a la forma circular del rostro.
La diadema está definida por dos líneas paralelas, subdividida, a su vez, por tres líneas perpendiculares dobles: una sobre el eje central y las otras dos anguladas a ambos lados. Estas líneas o rayos definen tres campos en los que aparecen caracteres pseudo-epigráficos (Figura 7).
Los senos femeninos están resaltados y entre ellos se observa un colgante en el que es reconocible un símbolo con forma de M. Un detalle relevante es la desnudez de las piernas y su posición arqueada, en una postura que sugiere el momento del parto. Esta interpretación iconográfica, de tipo ginecológico, viene reforzada por la representación de un motivo vegetal en el hueco que queda entre las piernas.
Estos detalles, a los que debemos añadir la posición oferente de los brazos y manos, permiten proponer que estamos ante la representación de una divinidad femenina vinculada a la fertilidad.
Si a esta lectura iconográfica del colgante le añadimos los ritos con los que estaba vinculado y su localización en un espacio ex profeso subterráneo, el resultado es que podríamos estar ante un espacio cultual dedicado a la fertilidad y relacionado con algún tipo de divinidad femenina.
Una de las conclusiones del estudio del talismán es que se trata de una representación del planeta Venus. Estamos ante un claro ejemplo del sincretismo religioso practicado por los sabeos de Harrán que se materializó en el diseño de unos talismanes basados en la iconografía habitual de diosas como Ishtar-Venus-Isis. Diversas fuentes históricas señalan que los harranianos portaban talismanes con representaciones de la Gorgona y de la diosa Isis.
Todo el nivel se cubrió con algunos de los huesos cocidos que fueron situados siguiendo la misma orientación. Finalmente, se dispuso el talismán de plomo alusivo a Venus
En el Libro del Picatrix, uno de los más importantes tratados de astromagia de época medieval, se detalla que el ritual de magia talismánica relacionado con Venus comenzaba mirando a este planeta en unas determinadas condiciones astrológicas y climáticas. La oficiante iba ataviada para la ocasión con ropas suntuosas y joyas.
A continuación, se invocaba a Venus Anahit, una divinidad que se relaciona directamente con Ishtar-Astarté-Isis, y a otras diosas de otros tiempos y lugares, como se preocupa en señalar el autor del Picatrix. El rito incluía el sacrificio de un ave, la ingestión de parte de sus entrañas y la incineración del resto del cuerpo en un brasero (figura 8).
Por lo que indica el Picatrix, las cenizas resultantes del holocausto del animal tenían una serie de cualidades mágicas por lo que debían tener un tratamiento posterior.
Siguiendo una costumbre ancestral en los rituales propiciatorios, una vez concluido el rito, los huesos carbonizados y cocidos, junto a las cenizas, carbones y los exvotos, eran depositados en lugares específicos. Este lugar, en el caso que nos ocupa del hallazgo en la calle Galea, fue el hoyo de planta circular ubicado en el centro de la cámara inferior de la gruta de Ceuta. Mezclado con los restos de este holocausto, se arrojaron algunos objetos metálicos, cerámicos y otros objetos, como husos textiles, igualmente unidos al planeta Venus y a la divinidad del mismo nombre.
Todo el nivel se cubrió con algunos de los huesos cocidos que fueron situados siguiendo la misma orientación de la cámara ritual (Figura 9). Finalmente, se dispuso el talismán de plomo alusivo a Venus.
La relevancia de este descubrimiento reside en el hecho de que es la primera vez que se documenta arqueológicamente un ritual propiciatorio de esta índole en el contexto del mundo medieval islámico. Esta circunstancia permite comparar la información obtenida durante el proceso de excavación arqueológica con los tratados de magia talismánica correspondientes a este momento histórico.