Cuatro jóvenes migrantes vestidos con prendas del uniforme, portando polos, gorras y sudaderas de la vestimenta oficial de la Guardia Civil en una calle de la ciudad de Ceuta.
No es carnaval, no son agentes de la benemérita, no son espías infiltrados, no son atracadores ni timadores al uso que se ponen una vestimenta para cualquier timo.
Cuatro jóvenes encontraron ropa en un contenedor, prendas del Instituto Armado de la guardia civil. Sin más y, tal vez sin medir las consecuencias, se trajearon con el uniforme y se pasearon por las calles de la Ceuta mágica como el que no quiere la cosa.
Si se hubieran vestido de monaguillos, sacerdotes, monjas, enfermeros o personas de negocios hubieran pasado desapercibidos. Nadie sospecharía de la indumentaria; es más, nuestra consideración hubiera estado marcada por los atuendos.
Vestirse de policía es otra cosa . ¿Qué hubiera pasado si se plantan en la frontera con su uniforme y capuchones dando paso a todo el mundo? ¿Y si se presentan en el despacho de Juan Vivas y nos lo secuestran? ¿Y si van a la Delegación del Gobierno? Lo mismo llamamos a los GEOS (pero también hay uniforme de GEOS que alguien ha olvidado en un tenderete de secar la ropa).
No sé, nos dejamos guiar por las apariencias y los tricornios imponen respeto.
En el instituto nos obligan a deshacernos de los exámenes convirtiéndolos en añicos. Para entrar en la Dirección Provincial de Educación nos flanquean el paso haciéndonos una entrevista y exigiendo cita previa.
En MUFACE de la calle Velarde si tienes suerte, te reciben en la puerta a grito pelado sin dejarte acceder a las instalaciones aunque sea para dar los buenos días.
Deberás demostrar tus datos en la solicitud de visita que fueron registrados en las páginas infernales de la correspondiente administración.
Pues nada, si me visto de miembro de las Fuerzas del Orden, podré acceder al mismísimo Ministerio de Educación sorteando al guarda jurado. Una vez allí, pregunto por mi nómina, mi tiempo de servicio o cualquier instancia.
Recuerdo que en la FINAL DE LA COPA DEL MUNDO DE FUTBOL, al lado del mismísimo Nelson Mandela se puso un señor imitando al lenguaje de gestos. Nadie se enteró, salvo los que dominan este lenguaje. Podría haber sufrido un atentado el presidente de la nación. También le sucedió a la Reina de Inglaterra cuando se coló un admirador en sus aposentos mientras ella tomaba un té en la cama. ¿De qué iría vestido?
En fin. Recuerdo que en un viaje a Colombia anunciaron que lleváramos cuidado con unos estafadores que se hacían pasar por sacerdotes.
La realidad siempre supera a la ficción.
Ya verás que en las próximas fiestas carnavalescas cientos de personas nos vestiremos de guardias civiles aunque, en este caso, la ropa será de imitación. Más de una carcajada se confundirá con el cañonazo de las 12.
¿Y quién habrá dejado 4 uniformes en los contenedores? Ya verás como le echan la culpa a Fátima que trabaja en el servicio de limpieza.
No es de extrañar que el “Pequeño Nicolás” sea la llave que nos da paso a todas las administraciones.