El proyecto de nueva Comandancia de la Guardia Civil se ha convertido en un pozo sin fondo. Con un presupuesto que ya se cifra en 43 millones y años de retraso, hoy por hoy no hay fecha de inicio para hacer la casa cuartel prometida que llevó a consumar la aberración urbanística de demoler el antiguo Parque de Artillería. Ese fin de interés general que se presentaba como excusa en 2008 para tirar de máquinas ahora suena a cachondeo. Se salvó el pabellón de las Heras al que queda poco para desplomarse mecido al calor de quienes han provocado esta situación erigida en un auténtico atentado patrimonial con demasiados cómplices.
Hoy por hoy, en pleno 2023, la Guardia Civil tiene difícil hablar de nueva sede. Los agentes jóvenes que acuden a Hadú pintarán canas antes de pensar en girar traslado a un lugar que veremos si termina siendo su futura sede o se desvía a un uso distinto al recogido en los papeles y comprometido por distintos partidos políticos con mando en plaza.
Los costes se duplican, los parcheos aumentan y nadie a ciencia cierta es capaz de calibrar en qué momento podrá hablarse de una base diferente a la actual. Esperemos que el director general no traiga en su discurso oficial ningún compromiso de cambio, salvo que se le autorice a mentir como a tantos de sus predecesores.
La Guardia Civil necesita mejoras, muchas; lo que no necesita son más mentiras ni anuncios sin fundamento apadrinados por una clase política que sabe mucho de estrategia y poco de palabra.
Lo vemos con la nueva sede pero también en la valla, convertida en un gran negocio de millones de euros y en un fracaso en cuanto a política de protección.
Ahí Interior se ha lucido enterrando partidas para tener una hilera de kilómetros de valla sin concertinas pero con medios de todo tipo: peines, tubos y ahora unas esclusas que se van oxidando poco a poco sin que nadie se atreva a recepcionar la obra.
Eso es lo que tenemos y esto es lo que debe saber el director general en su primera visita a una ciudad que puede pasar de 0 a 100 en cuestión de minutos. Si no dispone de recursos estamos prestos a estrellarnos.