La rampa que facilita el acceso a personas con discapacidad al Palacio de Justicia falló esta semana. Lejos de provocar el enfado entre los responsables y la inmediata adopción de soluciones supuso la guinda a la hilera de despropósitos que vienen soportándose en estas instalaciones.
CCOO-Justicia los conoce muy bien. Ha denunciado esta situación en varias ocasiones, poniendo de manifiesto la falta de reacción tanto de la empresa que lleva el mantenimiento de la rampa como de quien lo contrata, el Ministerio de Justicia.
La silla para facilitar el acceso al Palacio de Justicia se puso nueva y es de poco uso pero cuando realmente hace falta no funciona, como sucedió esta semana impidiendo la entrada de una persona con movilidad reducida que tenía que acceder a una vista judicial.
Era la quinta vez que sucedía esto, que una madre con su hija que necesita silla de ruedas no podía acudir porque la rampa estaba cerrada o averiada.
En 2017 el sindicato ya denunció las graves dificultades con las que se topaban quienes necesitan de esta infraestructura, nunca operativa cuando es necesario su uso. De aquella se dio parte a la Gerencia Territorial de Justicia como ahora se ha vuelto a hacer.
La empresa que lleva el mantenimiento dice que funciona y afea a los vigilantes que no sepan ponerla en marcha. El hecho es que la vieja arquitectura del Palacio de Justicia nunca se adaptó a quienes tienen movilidad reducida y la única manera facilitar el acceso es sirviéndose de unos recursos que desde su instalación no han dado más que problemas.
Este fallo es uno más en la cadena de despropósitos que soportan los funcionarios, que se conocen pero no se subsanan. Ahora, por ejemplo, con el final del verano están trabajando sobre los aires acondicionados que no funcionaron cuando debían impidiéndose incluso la celebración de juicios.