El Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Comandancia de la Guardia Civil de Ceuta ya está investigando la autoría del incendio “intencionado” que, según la terminología utilizada ayer por el portavoz del Ejecutivo local, ha calcinado casi un 8% de la superficie de la ciudad autónoma. La Benemérita debe priorizar este asunto para localizar y poner a disposición de la Justicia al responsable o responsables del suceso que conmocionó a todos los caballas y puso en riesgo viviendas y vidas humanas y animales al margen del extraordinario daño causado al patrimonio natural local.
Ya se tratase de una irresponsabilidad o de un acto con dolo, el perjuicio provocado es de tal magnitud que no es aceptable que, como en algún precedente, el asunto se despache como un caso menor.
En doce horas se perdió una parte significativa del espacio catalogado como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de Calamocarro-Benzú, donde se calcinó el 65% de las 130 hectáreas quemadas en García Aldave, por donde el fuego se propagó a toda velocidad empujado por el viento de poniente.
La Ciudad también debe analizar a fondo si sus planes de prevención son o no realmente eficaces. En un contexto dominado de forma habitual por vientos fuertes de componente este u oeste, la experiencia vivida debe ser un impulso para repensar la estrategia adoptada de limpieza de las zonas forestales, el trazado de los cortafuegos o la red de puntos de toma de agua para hacer frente a un incendio en espacios como García Aldave o el Hacho, que en los últimos años también ha sido parcialmente pasto de las llamas en menor magnitud.