Este viernes se celebra el Día Internacional del Síndrome Asperger, fecha que coincide con el nacimiento de Hans Asperger, pediatra austriaco quien, en el año 1944, describió por primera vez esta dolencia. Para conmemorar la fecha y dar visibilidad a la esta enfermedad, se ha organizado una jornada de trabajo en torno al tema en la Biblioteca Adolfo Suárez, a partir de las seis de la tarde en Ceuta.
El encuentro ha sido organizado por la Asociación Asperger Ceuta, en colaboración con la Confederación Asperger España y la Ciudad Autónoma.
Al acto, asistirán personas que padecen este síndrome y sus familiares, para narrar en primera persona sus testimonios y dar visibilidad a una dolencia que afecta a tres de cada diez individuos y que, en Ceuta, padecen de manera diagnosticada cerca de cincuenta familias, habiendo aumentado considerablemente los casos en la última década. Algo, que los expertos atribuyen al cambio climático, que puede estar propiciando cambios en la genética de los niños originando trastornos.
La convocatoria contará con una mesa redonda para tratar la dolencia, una charla coloquio y la lectura del manifiesto preparado para este año por la Confederación de Autismo de España a nivel nacional.
Se trata de una cita que sus organizadores han puesto en marcha no solo para recibir a los afectados, si no para invitar a todo el que esté interesado a acudir para conocer de cerca la realidad de esta enfermedad, desconocida por muchos, pero cada vez más presente en nuestro entorno.
Un trastorno del espectro autista muy frecuente en nuestra sociedad, siendo más habitual en niños que en niñas.
Una dolencia que posee consecuencias importante en el desarrollo emocional, social y conductual. Quienes cuentan con este diagnóstico, padecen severas y crónicas incapacidades en todo aquello relacionado con la comunicación, por lo que una de las mayores dificultades de las personas con Síndrome de Asperger está relacionada con su inclusión social. Esta situación alarga en el tiempo los episodios de ansiedad o depresión. La tensión emocional en las personas con Asperger es algo habitual, así como el consumo de fármacos antidepresivos y ansiolíticos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo reconoce como un “Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD) de carácter crónico, que se caracteriza por desviaciones o anormalidades en las capacidades de relación y comportamiento social”.