No siempre uno puede decir que ha salvado una vida o que, al menos, ha ayudado a salvarla. Hoy, Adi Aruety, armador y capitán del velero Moj San, y Pedro Caravaca López, su compañero, analizan con tranquilidad lo ocurrido horas antes en el mar, cuando acudían a Ceuta desde La Línea para participar en una regata y recibieron el aviso de la presencia de un inmigrante marroquí en su ruta. Cerca de ellos se encontraba otra embarcación, la Senador II, con su capitán Agustín Villar, que también les ayudó. Estaban, como suele decirse, en el lugar y momento oportunos para cooperar en un rescate que, de no haberse llevado a cabo, podría haber terminado en tragedia.
Esta historia comienza cuando Adi y Pedro parten junto a dos embarcaciones más dirección a Ceuta. El ‘Moj San’ dispone del sistema AIS para identificación de embarcaciones, un elemento de seguridad clave que permite que otros barcos vean su posición como a la inversa. Esa debió ser la razón por la que Salvamento Marítimo contactó a través del canal 16 de radiocomunicación para indicarles que requerían de su cooperación ya que muy cerca de ellos se encontraba un inmigrante, en traje de neopreno y amarrado a una pequeña tabla hinchable de esas que usan los niños para aprender a nadar.
“Estábamos tranquilos haciendo fotografías de la puesta de sol cuando escuchamos que nos llamaban por el canal 16. No es habitual que nos llamen por esa vía, fue cuando nos comunicaron que a nuestro alrededor había una persona”, explica en declaraciones a El Faro de Ceuta Adi Aruety. Tanto el capitán como su compañero Pedro comenzaron a buscar con ayuda de los prismáticos. Se ponía el sol, había un oleaje de metro y medio, el mar estaba picado y “no veíamos mucho”, detalla.
Tras pasar unos 20 minutos, fue cuando escucharon un grito. “Fue ahí cuando nos dimos cuenta que estaba y nos acercamos. Lo vimos y primero verificamos que estuviera bien. Iba en traje de neopreno y nos decía que tenía mucho frío”. Adi y Pedro se enfrentaban a lo que no habían previsto en lo que iba a ser una tranquila ruta a Ceuta para participar en la regata señalada para este sábado. Nunca les había pasado un caso similar.
Un velero convertido en un salvavidas
El joven, marroquí y de 35 años, vio en ellos su salvavidas. Les pidió ayuda ya que tenía bastante frío. Los ocupantes del ‘Moj San’ siguieron las directrices de Salvamento, que les comunicó, por ejemplo, que debían situarse cerca del joven, comprobar su estado, pero nunca subirlo al velero. Ambos cumplieron las normas establecidas, hablando con el inmigrante, comunicándole que en breve llegaría su rescate y afrontando ese dilema que puede surgirle a cualquiera cuando tiene delante a alguien en apuros. Lo tranquilizaron en todo momento, le hicieron no sentirse solo en mitad del Estrecho.
Cuando la unidad Atria llegó a la zona ya prácticamente era de noche. Subieron al joven y regresaron rumbo a Ceuta, aunque antes por el camino cumplían con otro rescate de inmigrantes vistos, esta vez, por el buque Ciudad de Ceuta de Acciona. Desde la central se agradeció la colaboración prestada.
Adi y Pedro llegaron a puerto sabiendo que al menos ese joven del que poco más saben salvó su vida, y eso supone un poco de luz entre tantos desaparecidos en la ruta del Estrecho. Con ese traje de neopreno que llevaba, la tabla hinchable infantil y ya entrada la noche, de no haber sido por la presencia de este velero se estaría escribiendo una tragedia.
Muchos jóvenes salen de Ceuta en embarcaciones, pero otros lo hacen con los medios más rudimentarios: flotadores, tablas de surf, elementos de flotabilidad infantiles, toys. Emprenden rumbo a la Península desconociendo a dónde les pueden llevar las mareas. Algunos han terminado en Gibraltar, detenidos porque en la Roca la entrada de un inmigrante es considerada delito y lleva pena de cárcel. De otros nunca más se sabe. Es difícil que un mercante vea a un joven perdido en el Estrecho, por eso las embarcaciones más pequeñas suelen ser de una ayuda vital. Como aquí sucedió.
muy bien.
Que le manden el vídeo al Rey de Marruecos, a ver si le da un poquito nada más de remordimiento....de la miseria de la que escapa su gente...