El puerto se ha convertido en el otro gran asentamiento para los menores que rechazan estar en los recursos provisionales habilitados por el Gobierno para atender a los cientos que cruzaron a Ceuta el pasado mayo.
Estos días, coincidiendo con las devoluciones abortadas temporalmente y enfrascadas en uno de los debates jurídicos más importantes de los últimos tiempos, muchos de esos menores han vuelto a las calles y se ocultan, como pueden, en los lugares propicios para el único fin que persiguen: escapar.
A los adolescentes, que están a camino ya de alcanzar la mayoría de edad, se suman críos que superan en poco los diez años y que han convertido las aceras en sus camas y las puertas de los establecimientos comerciales en lugar de limosna.
Los tiempos muertos los matan a golpe de consumo de estupefacientes, cigarros o viendo la manera de introducirse en los espacios restringidos del recinto portuario. Condicionantes estos que no hacen sino incrementar esa situación de riesgo que se ve, de manera cada vez más clara, en el puerto.
La presencia de estos menores ha aumentado desde las devoluciones
Las estampas de estos enlaces generacionales rotos se han convertido incongruentemente en parte del paisaje portuario, sin que se activen sistemas urgentes de detección y traslado de los niños a los centros habilitados aunque se hayan escapado de los mismos.
Se han acostumbrado a formar parte de un panorama expuesto a otro tipo de riesgos inherentes a la existencia de menores sin control alguno y en situación de vulnerabilidad. Sobre su presencia, hasta la fecha, no ha existido pronunciamiento alguno ni de las formaciones políticas que han convertido el asunto de las devoluciones en objeto de crítica ni, tampoco, de las oenegés.
Lejos de ser un asunto controlado, el número de estos niños aumenta, como también los casos de escapadas por vía marítima a bordo de embarcaciones o colándose en las cargas de los camioneros que ya se han cansado de advertir los peligros a los que se enfrentan por causas que les superan a ellos e, incluso, a la propia institución municipal.
Todos estos nenen con sus papis, que son los que tienen la obligación de cuidar de ellkos. No les debemos NADA!!!!!
El puerto de Ceuta.. una verdadera frontera, mas para los Ceutíes que para los inmigrantes. Que pena que por culpa según las Autoridades, de los inmigrantes no podamos los habitantes residentes en Ceuta tener acceso a el. Que tiempos cuando se podía visitar y pasear por el Puerto. Hoy es una verdadera frontera para los Ceutíes. Con lo pequeña que es nuestra Ceuta, cada vez tenemos mas prohibiciones. Nada a seguir votando a estos inútiles de políticos, que solo se acuerdan del pueblo, cuando hay elecciones.
a marruecos todos ongetas tambien abrir la veda para repatriarlos echan a 15 y entran 100 el cuento de nunca acabar shora que ha buenas relaciones con marruecos repatriarlos a todos de una vez hay que aprovechar este momento en que su DIOS Y REY ESTA DE BUEN HUMOR JIMMY EL FUTBOLISTA PELOTERO
A las ONG hay que controlarles las subvenciones institucionales.Las cuentas bien hechas y documentadas., y si no para el siguiente año, ya saben.......menos cuentos
Responsable: Marruecos y a la cabeza su rey que por fin ha cobrado.
Que exijan a Marruecos,allí es donde tienen que estar las ONGs.