Hoy no me correspondía publicar mi habitual artículo de los lunes, pero he tenido mucho interés en utilizar otro turno semanal diferente por mi deseo de hacer llegar a Ceuta, a sus autoridades civiles y militares, a sus Fuerzas de Seguridad y todos los ceutíes de cualquier clase y condición mi plena solidaridad, enviándoles a todos mi modesto apoyo, afecto y admiración. en su conflicto con Marruecos.
En febrero del año 2020, escribí un artículo informando de que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo acababa de pronunciar una sentencia que marcaba un “antes” y un “después” sobre la devolución de emigrantes extranjeros que intentaran entrar ilegalmente en España, sobre todo, en lo referente a las llamadas “devoluciones en caliente”, o sea, en el momento mismo en que se pase de forma irregular, como muchas veces lo hacen por la fuerza, utilizando la violencia contra nuestros Agentes fronterizos y hasta arrojándoles a la cara orines, excrementos y productos químicos corrosivos para así poder eludir su vigilancia y control.
Exponía en aquel artículo la lamentable y triste que era la situación de casi todos los inmigrantes que venían de esa forma a España, diciendo textualmente: “Lo primero que hay que poner de manifiesto es el grave problema de la inmigración a nivel global, más la tragedia y el drama humano tan doloroso de tantas vidas arrebatadas por el mar de personas jóvenes y pletóricas de vida que, con tal de escapar del hambre, la miseria, la marginación, la injusticia social y las dificultades de supervivencia en sus países de origen, se atreven a poner en peligro su propia existencia con tal de buscar un horizonte más amplio en un mundo mejor.
Es una pena que tenga que suceder así y que esa imagen la tengamos que ver tantas veces repetida sin apenas poder hacer nada para que no vuelva a suceder. Esa situación conmueve a cualquiera, porque es verdaderamente desolador tener que ver tanta pobreza y miseria humana. Pienso que al problema de la inmigración ilegal debe dársele un tratamiento internacional y abordarlo en los propios países de origen con medidas eficaces que tiendan a poner término a esa tan calamitosa situación. Cómo pueden empujar sus propios dirigentes a esa pobre gente, exponiéndola a la muerte, cuando están precisamente para todo lo contrario, para protegerles, resolverles sus problemas, salvarles la vida y sacarles de la miseria”.
Pues bien, el Tribunal de Estrasburgo razonaba en su sentencia que los inmigrantes "se pusieron ellos mismos en una situación de ilegalidad" al acceder a España por lugares no autorizados. Y, al haber elegido la fuerza y el "efecto masa", tratándose de un salto de la valla o entrada de decenas de personas que utilizaron la fuerza y la vía irregular, se pusieron ellos mismos en situación de total irregularidad”. Y terminaba declarando que las "devoluciones en caliente" resultaban ser así ajustadas a Derecho por ser ilegales. Además, luego otra sentencia de nuestro Tribunal Constitucional ratificó y confirmó la anterior, asumiendo el mismo criterio.
Pero ahora resulta que son el propio rey marroquí, su gobierno y Agentes quienes, teniendo la ineludible obligación de velar por su frontera y respetar la de España la Unión Europea, se saltan aquella sentencia, moviendo a sus súbditos en sentido contrario. Es decir, que teniendo el deber de controlar las fronteras para impedir que no pasen inmigrantes ilegales; resultan que luego son ellos mismos los que se ponen fuera de la ley empujando a sus jóvenes emigrantes para que pasen e invadan territorio español, para lo que algunos de los llegados estos días pasados a Ceuta han declarado que se sintieron engañados, que del colegio los montaron en autobuses, diciéndoles que iban a ver un partido de fútbol en el que jugaba Ronaldo.
En febrero del año 2020, escribí un artículo informando de que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo acababa de pronunciar una sentencia que marcaba un “antes” y un “después” sobre la devolución de emigrantes extranjeros que intentaran entrar ilegalmente en España
Los medios de comunicación nos permitieron a todo el mundo ver cómo estando los Agentes para impedirles el paso hacía España, que es su obligación impuesta por su propio país y, además, para lo que luego aparte la Unión Europea y España les pagan con suculentas partidas presupuestarias, que ya las quisieran para sí nuestros Agentes en dinero y medios, pues resulta que traicionan la confianza que en ellos se ha depositado, se ponen en connivencia con quienes quieren emigrar, siendo ellos mismos los que les abren las puertas de la frontera marroquí. De esa forma, el rey y el gobierno marroquí actúan poniéndose al nivel de las propias mafias que explotan a los inmigrantes y les facilitan directamente que invadan España, porque a su rey y gobierno les da su graciosa y real gana y, encima, montan en cólera contra nuestro país, arrogándose el derecho al pataleo como niños chicos cuando no se les da un caramelo y se enfadan armando gresca. Menuda imagen de falta de responsabilidad, de seriedad y de mediocridad ante la sociedad internacional.
Y fue nada más y nada menos, que su poderosísima y real majestad marroquí, quien por sí mismo toma la irresponsable y gravísima decisión de disponer cuándo nos envía sucesivas oleadas masivas de sus sumisos súbditos, abriendo y cerrando las puertas de sus fronteras y las de España a su antojo y capricho, soltándolos para que invadan las fronteras españolas entre 8.000 y 10.000 de sus sufridos nacionales, echándolos a Ceuta, ciudad de plena soberanía española desde hace 441 años, que ya con los romanos fue capital de la antigua Hispania Transfretana y el año 926 Abderramán III la puso bajo la dependencia directa del Califato de Córdoba, justificándolo porque decía que la ciudad nunca había estado bajo poder norteafricano alguno; que cuenta con unos 80.000 habitantes, teniendo que vivir concentrados en un territorio que soporta una de las más altas tasas de densidad poblacional. Y eso, se llama invadir un territorio español a modo de como parece ser ya hereditario en su dinastía, con “marcha verde” anterior y ahora con la “marcha de los espaldas mojadas”.
Pero, además, eso se ha hecho organizándolo previamente con alevosía y premeditación, anunciándolo oficialmente su Gobierno, su embajadora en España y otros medios marroquíes. “Esos hechos, tendrán consecuencias”. Mas, ¿quiénes son el rey y el gobierno de Marruecos para adoptar una medida tan torpe, tan grave y de tan imprevisibles consecuencias, como la invasión hasta con publicidad rezuma inquina, prepotencia y arrogancia, contra España, país con el que luego hipócritamente “dicen” mantener buenas relaciones de amistad y buena vecindad; siendo los mismos agentes fronterizos los que movilizaron a los invasores, abriéndoles las puertas y dándoles una palmadita en las espaldas animándoles a invadir España. De esa forma, rey y gobierno alauitas han vulnerado flagrantemente los tratados internacionales sobre el respeto a las fronteras, más los acuerdos bilaterales con España y la Unión Europea, que tan generosos son con Marruecos dotando a sus Agentes fronterizos de suculentas partidas presupuestarias.
Y movilizaron a toda una masa humana, vulnerable, indefensa y completamente abandonada a su suerte, lanzándola al mar, entre los que había, mujeres, miles de menores no acompañados, y hasta bebés recién nacidos en brazo de sus madres, que todos deberían estar bajo la protección de su rey y gobierno, educándolos en centros de educación y cultura pero que, en lugar de dársela, lo que hicieron fue impartir las órdenes para que fueran lanzados a tan graves riesgos incluso de muerte, como al menos en dos casos. Y menos mal que allí estaban los Agentes españoles: Policía, Guardia Civil, Ejército, Cruz Roja y otros organismos y entidades españoles para salvarlos de tan gravísimo peligro cuando ya muchos se ahogaban.
Los medios visuales mostraban ante nuestros ojos y el mundo entero dos imágenes bien diferenciadas que son para nunca olvidar. De un lado, los agentes marroquíes abriéndoles las puertas de su valla en dirección a la frontera española y luego riéndose entre ellos de haberles dejado pasar; muchos sin saber nadar, hundiéndose en el agua, semidesnudos, ateridos de frío y tratando a duras penas de ganar tierra española. ¿Dónde estaba esta vez el lujoso yate del rey para salvarlos, que a veces tanto se regocija de pasear ostentosamente por la bahía de Ceuta?. ¡Qué vergüenza y espectáculo ante el mundo!.
Una vez llegaron a Ceuta, deambularon por toda la ciudad, niños casi desnudos, tirados en las calles, sin dinero, en algunos casos, encima, apedreando e insultando a los Agentes españoles; en otros, por el contrario, desplegando alguna bandera española con vivas a España y diciendo que no querían volver nunca más a Marruecos ni a su rey, que les habían engañado, que en su país sólo había paro y miseria, con cara de hambrientos, agotados, casi exhaustos, llorando y pidiendo a los españoles que les dieran de comer o que les llevaran con sus padres, porque les habían engañado.
Qué pena que en pleno siglo XXI haya dirigentes políticos con tan mala conciencia y comportamiento tan poco humanitario, que juegan con criaturitas, almas inocentes, poniéndolas como escudo de sus intereses, para ejercer presión política contra España y chantajearla. ¡Qué vergüenza!. Pero, claro, “quien siembra vientos, recoge tempestades”. Castillejos está que arde, con manifestaciones, desórdenes y protestas de los propios jóvenes y niños engañados y manipulados.
Por otra parte, pudimos ver la otra imagen de toda la buena gente de Ceuta preocupada y triste: policías, guardias, legionarios, soldados, socorristas de Cruz Roja, población civil, que incluso arriesgaron sus vidas, salvaron a muchos de ellos cogidos en sus brazos, sacándoles del agua, envolviéndolos y entregándoles prendas de vestir, dándoles comida no perecedera en varios supermercados y en otros muchos casos a iniciativa de los propios ceutíes a título individual, charlando con ellos con afecto y compasión, apiadándose de ellos y ayudándoles cuanto podían, en flagrante contraste con lo expuesto en el párrafo anterior. ¡Qué gran lección de humanismo y civilidad la de los españoles!.
El rey y el gobierno marroquí actúan poniéndose al nivel de las propias mafias que explotan a los inmigrantes y les facilitan directamente que invadan España, porque a su rey y gobierno les da su graciosa y real gana y, encima, montan en cólera contra nuestro país, arrogándose el derecho al pataleo como niños chicos cuando no se les da un caramelo y se enfadan armando gresca
Y todo eso, ¿por qué?. Pues por motivos meramente políticos; porque con el rey alauita o se está con él o contra él; es de pensamiento obtuso único, no se puede discrepar, ni disentir; ni criticar. Porque, ¿quién tiene más razón, él porque quiere anexionarse unilateralmente el Sahara, o las Naciones Unidas que representan al resto del mundo y reiteradamente han dictado múltiples mandatos y Resoluciones disponiendo que en el Sahara se tiene que celebrar un referéndum de autodeterminación, tras haber sido en 1975 descolonizado por España?. ¿Y por qué el rey marroquí, sólo él y por su cuenta, tiene que disponer si en algún lugar del mundo se acoge o no, por razones humanitarias a algún dirigente saharaui infectado de coronavirus y en inminente peligro de muerte?. Anda, que si se le ocurre pedir auxilio en Marruecos está pronto curado.
Tal invasión de España, no es más que un reto, un desafío y un chantaje impresentables contra España y contra la Unión Europea, con el único propósito de que no tengan más remedio que someterse a la propia causa marroquí en su conflicto con el Sahara. Y es tan ciega su pasión real de someter a España y de anexionarse dicho territorio, más Ceuta y Melilla, que ni si quiera ven algo más allá de sus narices para entender y comprender que ambas ciudades españolas son territorio plenamente español, y también fronteras exteriores de la Unión Europea con África, como la propia Unión unánimemente les ha advertido bastante contundente y seriamente.
Pues en mi condición de simple ciudadano con 27 años residiendo en Ceuta, en las tres veces que a ella quise venir voluntario, hago pública mi solidaridad al inicio anunciada con la ciudad y los ceutíes, trasladándoles mi ánimo y mi apoyo, por su españolidad inequívoca y jurídicamente incuestionable tanto por razones históricas, como en base a la legitimidad que le confieren tanto el Derecho Internacional como múltiples tratados bilaterales, acuerdos y paces suscritos por Marruecos y España, en los que expresamente se reconoce la plena soberanía de España sobre Ceuta y Melilla por varios reyes marroquíes.
Llegué a Ceuta en 1958, y desde el siguiente día de llegar hasta ahora no he dejado de oír reivindicaciones de Ceuta por el vecino de país. Los antiguos ceutíes tenían colocada en su principal puerta de entrada una inscripción mural que decía: “Muertos sí, vivos no”. ¡Ánimo, Ceuta!.