Nombres como el de Luna, Isabel Brasero, Javier Lladó o Bárbara Chellaram mitigan los efectos de la cara más dramática de esta crisis migratoria y diplomática. Son personas que desde una institución longeva o de forma puntual han dado lo mejor de sí mismas para ayudar a quienes más lo necesitan.
Cruz Roja Ceuta estuvo en primera línea cuando empezaron a llegar cientos de personas nadando en un agua gélida. Ahora siguen con su trabajo diario para asegurar que las necesidades básicas de los migrantes estén cubiertas. Han experimentado a pocos metros situaciones dramáticas, de vida o muerte, y la desesperación de muchos de los que intentaban alcanzar la orilla del Tarajal. “Se mezclan muchos sentimientos, es muy difícil por no decir imposible, que después de estar aquí jornadas enteras hagas clic y desconectes”, explica Isabel Brasero, responsable de comunicación de Cruz Roja.
La “carga emocional” es enorme. Han visto cómo muchos niños han salvado la vida por apenas unos minutos: “El día que llegaban,ver a niños de meses con sus mantitas de bebé mojadas, que habían venido con sus madres mojándose por el agua, o ver la imagen de compañeros de fuerzas y cuerpos de seguridad cómo rescataban a un bebé de una muerte segura porque si no lo encuentra ese compañero ese bebé no estaría aquí ahora...”.
Las caras de agradecimiento
Las fuerzas para enfrentar a esta tensión, señala Isabel Brasero, las sacan de la humanidad que mueve a los componentes de Cruz Roja. Una actitud que también perciben quienes son asistidos por la institución. “Lo que nos mostraban a nosotros era gratitud porque les estábamos ayudando, porque les estábamos curando las heridas”, recuerda Brasero. Los componentes de esta institución, argumenta, constituyen “la primera cara amiga cuando llegan a un país extraño en el que no tienen absolutamente a nadie”.
Los más jóvenes demuestran esta misma reacción ante otros voluntarios puntuales; todos aluden a su agradecimiento. Buena parte de la población ceutí se ha volcado durante los últimos días para ofrecer alimentos, bebida y ropa de abrigo a los más pequeños. Los hay que van por su cuenta y los que se han organizado para crear una red de distribución.
Los vecinos de Loma Colmenar Javier Lladó y Bárbara Chellaram, un matrimonio que desde el martes cocina y dedica varias horas al día a ayudar a los chiquillos que ven en la calle.
“Todo empezó porque fuimos a comprar y se nos acercaron niños de entre seis y ocho años, un grupito de cinco y nos dio tanta pena; nosotros tenemos tres hijos y nos sentimos tan identificados como que hoy son ellos y mañana podríamos ser nosotros perfectamente”, admite Lladó, caballa de 34 años. Su primera reacción fue preparar bocadillos con un chóped halal que tenían en casa. También compraron botellas de agua, zumos, batidos y galletas. Ahora cuecen arroz y hasta han elaborado estofado para distribuir entre los pequeños. Los niños chiquitos, añade, son a los que considera que “más les va a costar buscarse la vida”.
La pareja va en coche: “Prácticamente nos recorremos Ceuta entera varias veces y si ha sobrado algo nos vamos a la frontera”. Javier Lladó confiesa que se pone en la piel de estos inmigrantes y los entiende. “Yo haría lo mismo, sinceramente. Si estoy pasando hambre y tengo la oportunidad de una vida mejor, lo haría igualmente”, asegura.
Bárbara Chellaram se emociona cuando repara en la soledad de los pequeños: “A lo mejor de mayores le echamos menos cuentas a esos detalles, pero yo no me puedo acostar sin darle un beso a mis hijos, entonces yo pienso en ellos y digo: ‘¿A ti quién te da un beso si dices no tener familia?’. La falta de parientes, refiere, es un argumento que han escuchado a menudo. También que habían venido a ver jugar a Messi. Y siempre se muestran “muy agradecidos”, incluso cuando les ofrecen solo una botella de agua.
Anisa (nombre ficticio para preservar el anonimato) apunta a lo mismo: “Agradecimiento, tristeza. Se sienten abandonados; están pasando hambre y en una situación muy difícil”. Algunos de los pequeños, denuncia, presentan ahora contusiones y o les han robado las escasas pertenencias que habían traído consigo. Uno dijo haber sido golpeado con la culata de una arma de fuego por unos encapuchados por la noche.
Anisa forma parte de un grupo de 16 ceutíes que insisten en que no salga su nombre ni su imagen: “No queremos que nadie nos aclame ni nos desprecie porque hay de todo”. Como ocurrió con Luna, la joven de Cruz Roja, un sector de la sociedad descalifica y recrimina a quienes procuran asistir a los que se encuentran durmiendo en la calle. En el caso de estos voluntarios, todo empezó de forma espontánea. Cuatro amigas “de siempre” repararon en que estaban repartiendo comida cada una por su cuenta. Se juntaron y terminaron por solicitar a la sociedad caballa que contribuyeran.
“Cuando sales a las calles y repartes comida llega un momento en el que se te acaba y no cubres esa necesidad”, repone Anisa, que agrega que resulta “frustrante”. Por ese motivo se hicieron eco de su iniciativa y reciben donativos a través de Bizum, en el número 663 43 16 10. Las personas que se han puesto en contacto con ellas ayudan de distinta forma; unas ponen sus vehículos, otras cocinan o ponen dinero para adquirir más alimentos porque las jóvenes están “desbordadas”. Pero la recepción por parte de los migrantes las empuja a seguir con su labor: “Los testimonios de estas personas son bastante conmovedores. Pensar que hay personas que les odian o les rechazan me hace replantearme qué significa la palabra humanidad”.
Por cierto, nosotros dejamos a nuestros mayores en residencias, si, por el ritmo de vida pero se supone que están atendidos y al cuidado de alguien, las pagamos de nuestro bolsillo o a través de la sociedad, con nuestros impuestos, pero vosotros ponéis en primera línea de fuego a mujeres y a niños. Abandonais a vuestros menores a su suerte, en un país extranjero para que extranjeros os los cuiden, alimenten y eduquen mientras vuestro rey, si vuestro rey, tiene 1200 criados a su servicio las 24 horas del dia. Caraduras y cobardes.
Miedo me da. Pobre España, pobre Europa, pobre occidente. Esto está perdido. Cuando nos echen de España, Argentina o Uruguay nos recibirá a nosotros. Gente alentando la invasión y la venida indiscriminada desde no sólo Marruecos sino desde toda África desde la propia Ceuta. Así nos va.
Para PACO y pke no le recriminaste a los mayores que le devolviesen el dinero a los menores tenias los huevillos en la garganta noo anda yaa de peliculas sois mu gallitos to los fachas x aki enga yaaaa
Paco, tu como el catarecha porque tenéis que inventar lo que no hay? Seréis miserables, una persona puede estar a favor o encontra de algo, pero siempre con la verdad por delante, pero no os preocupéis que dios le da a cada uno lo qué se merece, morireis solos y abandonados en cualquier residencia de esas que solo miran por quedarse con vuestras pensiones.
Todos mis respetos a los ceutíes que ayudan a toda esta pobre gente, es sí es la Ceuta que me gusta ver, una Ceuta solidaria, que no deja a nadie atrás.
Bravo por todos vosotros, y a quien lo le guste que les ayudemos, que se aguanten y pudran por dentro.
no hay que dejarlos sin asistencia, pero regulada institucionalmente. como le empieces a dar comida, dinero y demas no los hechas de aqui ni con agua caliente. Cuando empiecen a robar, porque la calle es muy mala maestra a ver que dicen estos buenos samaritanos.Porque llegara, ya he visto como a los pequeños los mandan los mayores para pedir y luego quitarles el dinero. Tambien he visto alguno que otro que como no hay chocolateo sondean para atraerlos no se con que intencion si palearlos o ver si tienen dinero y pueden colocarlos pa la peninsula.
Ahora más que nunca orgulloso de mi Ceuta por gente como vosotros 💪🏻....
Estas son personas de 10 y no los que insultan a otras personas por querer buscar una vida mejor
Yo voy más allá, se debería quitar toda la valla para que pueda venir toda persona en busca de una una vida mejor,no sólo marroquíes, sino toda África, tenemos recursos de sobra,y no digamos trabajo,y si no hay dinero que nos frían a impuestos y recorten todos los sueldos y pensiones,si hay que atenderlos en hospitales que pongan habitaciones para diez enfermos,y si hay largas listas de espera qué más da,si nos vamos a morir todos algún día.
Pues según nuestro gran amigo MARIANO CATARECHA GARCÉS, los que les repartimos comida y ropa no nos convierte en mejores personas, nos convierte en delincuentes... Este personaje y muchos mas que estan saliendo de las cloacas an quedado marcados de por vida al menos para mi y muchos ceutíes.... Mariano.. seguiré ayudando junto a cientos de ceutíes ... Grandes.
Recibamos con amor, resignación y ganas...una gran patada en el culo