No podemos dejar de lado los momentos mágicos del fin de año y el año nuevo. Era otra causa para estar reunidos en familia. Pero lo que verdaderamente nos interesaba a todos nosotros era buscar ese lugar donde reunirnos para poder celebrar entre amigos ese año nuevo que nos depararía Dios sabe qué. Aunque a nosotros lo que nos venía de perilla era estar con nuestros colegas y con un vaso al lado lleno del licor que nos gustara. Era unos meses donde las orejas se ponían muy atentas para buscar la mejor oferta y lugar más cercano a nuestro lugar de residencia. Recordad que no existía el WhatsApp y todo era a través de las propagandas que empapelaban todos los rincones de nuestra Ciudad Autónoma de Ceuta. Había muchas preferencias, más para los más recatados y finos, como por ejemplo ‘Infanta Elena’. Era lo más para casi todo el mundo. Se veía la tranquilidad, evitar peleas y los detalles. Una buena discoteca donde siempre se escuchaba las buenas canciones del momento. Y lo mejor: la barra libre. Cosa esencial para estar danzando hasta el amanecer. Había detalle de a la entrada darnos una bolsa con confeti, gorro, matasuegras y muchos detalles más. Y a mitad de la dura jornada de baile un tentempié consistente en un caldito. Un lujo en todo lo alto. Destaco la masificación del local y el gran número de hombres. Las chavalas iban pocas y con la escolta de su novio. Cosa que en el futuro también nos pasó a cada uno de nosotros. Otro buen lugar era la Escuela de Enfermería, que solía hacer su fiesta en un célebre local llamado bar ‘Fernando’, que por la ley de costas fue derruido. Estaba ubicado en la playa de Benítez. Allí la proporción era al contrario. Y más de uno intentaba quedar con colegas ya que la seña era un sello que ponían en la palma de la mano. Imagínense como entrábamos por la cara allí. Era fácil ligar para muchos y muchas historias he escuchado pero yo, particularmente, nunca probé ese rosco. Mucha juerga garantizada donde los padres eran los más desgraciados por tener que esperar la llegada de los pobres hijos que iban aterrizando poco a poco en sus casas y dormir con mucho gusto la ingesta del alcohol que hubieran podido llegar a catar. Pero el final eran en las chocolaterias. Allí intentábamos rebajar la alta porción de alcohol en sangre con un café o chocolate con churros. Donde se veían escenas dantescas. Desde quedarse dormidos en las mesas o pedir por favor a los más calentitos que se dirigieran a su casa. Días muy buenos. Y los que se quedaban en casa tenían los programas donde salían en diferido a todos los cantantes del momento tanto extranjeros como nacionales dando sus notas. Y allí estábamos con nuestros magnetófonos grabando las mismas desde la parte trasera del televisor donde estaban los altavoces. Decir que estaba puesto a todo volumen ya que ese día era joven y todos estaban celebrando esta entrada de año.
Muchas escenas de vieron pero la más fuerte fue cuando una cantante se le salió del vestido uno de sus senos. Fue un escándalo, aunque por aquella época era una noticia imperdonable por la religiosidad que había en esos momentos. Recuerdo que para ver eso los españolitos tenian que salir de España. Con las Mamá Chicho ya empezó el aperturismo a enseñar un poco de carne femenina.
Acompañados por una pareja de humoristas que vieron sus éxitos por tener alrededor de ellos a mujeres ligeras de ropa. En fin, otra época que hemos vivido unos pocos privilegiados.