El pasado 21 de octubre la Guardia Civil recuperaba en la playa de la Ribera el cuerpo sin vida de un joven inmigrante, enfundado en un traje de neopreno. A raíz de aquel hallazgo en Ceuta comenzó un complicado trabajo de rastreo y búsqueda de la identidad, con el obstáculo de no saber siquiera el origen del joven ni tener una pista sobre la existencia de familiares. El Laboratorio de Criminalística de la Policía Judicial ha podido verificar que aquel joven no era ni argelino -como en principio se pensó- ni marroquí. Se trataba de un tunecino que había cruzado a nado desde Marruecos. Gracias al cotejo de datos y fotografías, mediante canales de colaboración vía Interpol, se pudo cerrar este expediente poniendo identidad al joven cuyos restos descansan en el cementerio de Sidi Embarek, en donde fue enterrado con la reseña de ‘sin identidad’.
Ha sido necesario meses de trabajo y contactos para verificar su identidad
Decenas de inmigrantes de distintos orígenes están enterrados en los cementerios de Ceuta sin haber podido cumplir el objetivo de saber quiénes eran para, al menos, conseguir que sus familias sepan la verdad de unos periplos clandestinos que quedaron frustrados antes de tiempo. En el caso de marras se pensó que no iba a ser posible, puesto que no se tenía ningún dato, ni tampoco documentación. Las gestiones llevadas a cabo pudieron determinar que residía en Marruecos junto a una familiar y que la noche previa a su muerte había decidido cruzar el espigón del Tarajal a nado. Murió en el camino y su cuerpo fue encontrado en la playa de la Ribera. Este joven tunecino era uno de tantos inmigrantes que esperaban al otro lado el momento de cruzar. Tras la identificación se ha podido reseñar para que no figure como un anónimo en el registro civil. Aunque en un principio se contaba con informaciones oficiosas en torno a su identidad, ha hecho falta para su registro oficial cotejar las huellas, disponer de los datos con documentos para evitar una confusión de cuerpos. No es tarea sencilla puesto que entran en escena distintos países, hay que contactar con sus consulados y disponer de documentos en buen estado que permitan cotejar las huellas tomadas al cadáver con las que se toman de referencia en la documentación.
Tras conseguirlo ha habido casos en los que las familias han pedido la exhumación para proceder al traslado de los restos a su tierra de origen.