Los robos de hierro que se están produciendo en la ciudad se practican a la vista de cualquiera que quiera prestarle atención. Al traslado de las barandillas de obra en las tradicionales vespas, que se lleva a cabo por la frontera del Tarajal sin problema alguno, se suma el desguace de diversos objetos en pleno monte o en las distintas callejuelas que conforman el polígono del Tarajal.
En pleno monte Hacho se encuentran lavadoras que han sido desguazadas y abandonadas después de quitarle el hierro. Sus esqueletos quedan abandonados provocando un problema medioambiental grave. En las naves quedan los restos de los cuerpos a los que se les ha quitado el hierro, entremezclados con las piezas de los vehículos que se desguazan aprovechando su abandono. El tráfico de estas piezas es continuado, y se suma al traslado de las tapas de alcantarillas o de los depósitos y contadores.
La Benemérita replica la incapacidad de controlar vehículo por vehículo en su salida a Marruecos. De hecho no se ejerce control sobre ninguno. Y mientras se sigue prodigando ese traslado de mercancía robada que ha dado lugar a la organización de grupos dedicados exclusivamente a esta función.
En los mercados de Castillejos se posibilita la venta de todo este material. En Ceuta incluso se almacena hasta obtener una mayor cantidad antes de su traslado en vehículos al vecino país. La Policía Local no ha desmantelado taller alguno aunque sospecha de su existencia en las propias naves y en la Almadraba.