La Guardia Civil no gana para sorpresas. Al menos en materia de inmigración. Y es que en la mañana de ayer tuvieron que intervenir en el rescate de tres subsaharianos que habían partido hacia la península en una patera de madera.
Siguiendo una práctica que terminó de erradicarse a finales de los años 90 y principios de 2000, estos tres subsaharianos del CETI se hicieron con una embarcación de madera de las que están abandonadas en playa de Benítez y se lanzaron al inicio de una travesía. ¿El motivo? Están desesperados. Llegaron a Ceuta engañados por unas mafias que les prometieron una pronta salida a la península. Pero esa salida nunca llega o, si lo hace, no para ellos. Así que buena parte de la población subsahariana del CETI se busca la vida para intentar escapar del limbo en que se ha convertido Ceuta y alcanzar el otro lado. A los tres inmigrantes rescatados ayer por la Benemérita se les ocurrió coger una de las pateras que hay en la playa y emprender rumbo. Un barco de Balearia, que realizaba la travesía entre Ceuta y Algeciras, los detectó a tres millas, activándose los protocolos de rescate de los tres subsaharianos.
Cuando, pasadas las doce del mediodía, el Servicio Marítimo partía para rescatar a los subsaharianos, desconocía la imagen con la que se iba a encontrar. Si presuponían que el trío estaría ocupando una de las típicas balsas playeras con las que están arriesgando sus vidas los sin papeles se equivocaron por completo. La imagen era bien distinta, propia de otra época pero en pleno 2011: los tres inmigrantes ocupando una vieja patera de madera.
Los inmigrantes y la embarcación fueron trasladados al puerto deportivo, en donde se comprobó que se trataba de tres residentes del CETI, componiéndose así la historia que estaba detrás de este curioso episodio.
Los subsaharianos, naturales de Gambia y República de Guinea, portaban una manta de las que se distribuyen en el campamento y unas sudaderas. Lo básico para intentar llegar a la península y conseguir lo que no obtienen por otras vías.
El episodio de ayer refleja la desesperación de unas personas que son manejadas por unas mafias que explotan mentiras. Les engañaron, primero, con la panacea de las tarjetas amarillas, lo que motivó que el pasado verano las costas ceutíes registraran un repunte inaudito. Los inmigrantes, todos francófonos, llegaban engañados pensando que iban a obtener una tarjeta amarilla con la que pasarían en menos de una semana a la península. Todo era falso, lo que motivó la desesperación de buena parte de los afectados y los ataques viscerales de los colectivos más radicales, como fue el caso de los cameruneses cuya instrucción paramilitar les llevó a organizar varios motines.
Ahora siguen llegando subsaharianos bajo nuevas mentiras. Les venden salidas ficticias y prontas del CETI, algo que no se produce al estilo que difunden las mafias lo que termina rompiendo los esquemas de los sin papeles.
Desesperados intentan escapar. Todos los días lo hacen acudiendo hasta el puerto, esperando ocultarse en los bajos de algún camión. El hecho de que algunos lo consigan es suficiente aliciente para que todos los días se intente. La muerte, el pasado diciembre, de un camerunés dentro de un camión de basura, no les frena. Si bien este tipo de pases que parten de la planta de transferencia de residuos del Hacho se ha aminorado en un 90%, continúan en alza los que tienen su origen en el puerto. A estos intentos se suma la anécdota de ayer. Al menos así la entienden los miembros del Instituto Armado aunque nadie es capaz de confirmar que haya habido un pase previo de esta forma que haya terminado en éxito.
La historia en imágenes
Los agentes de la Guardia Civil fueron los que se encargaron del rescate de los inmigrantes, después de recibir el aviso tras la detección del grupo por parte de la tripulación de Balearia. Los trasladaron al puerto deportivo en donde se comprobó que se trataba de residentes del CETI que habían partido de la propia Ceuta escapando a la península. No es el caso típico de intervención migratoria que se salda con el rescate de subsaharianos que salen de las playas marroquíes a bordo de balsas. En las imágenes, la patera empleada.