Os agradezco de todo corazón la oportunidad que, como cada año por estas fechas, me brindáis para hacer llegar estas líneas a los ceutíes, los aquí nacidos y los que llevan a Ceuta en su corazón. Porque, para ellos, Santa Maria de África no es solo nuestra Patrona; es también nuestra Madre. Una Madre generosa y humilde a la que se acude para compartir penas y alegrías, en los momentos de dificultad y de dudas. Siempre en busca de apoyo, aliento, luz y consuelo. Esa Madre que siempre te escucha, que todo lo da y que nunca te falla.
La Virgen de África lleva entre nosotros seis siglos, convirtiéndose, sin duda, en el mejor exponente de lo que significa esta tierra de paz, amor, fraternidad y concordia. Concordia entre personas de distintos credos y razas. Una diversidad de la que presumimos y que nos enriquece.
Cada 4 de agosto los ceutíes acudimos para llevar flores a nuestra Alcaldesa Perpetua que cada 5 de agosto sale a la calle para recibir el cariño sincero y la devoción entusiasta de su pueblo. Este año no será posible a consecuencia de la COVID-19. Por ese motivo, esa procesión y ofrenda que vamos a añorar será, más que nunca, plegaria. Plegaria por las víctimas mortales del coronavirus; plegaria por los enfermos que esta pandemia ha causado; plegaria por quienes han estado dispuestos a poner en riesgo sus vidas por salvar la de los demás; plegaria por quienes van a sufrir las duras consecuencias económicas y sociales de esta crisis sanitaria; plegaria para que aprendamos la lección y plegaria, al fin y al cabo, para salir juntos de este trance tan difícil que, estoy convencido, vamos a superar.
A través de estas líneas, quiero también agradecer el enorme esfuerzo realizado por la Cofradía de Santa María de África con la organización de la Novena, de acuerdo a las instrucciones sanitarias, y demostrando una profunda empatía con las actuales circunstancias. Nunca imaginábamos que tendríamos que enfrentarnos a una situación tan complicada en la que la Virgen de África siempre ha sido nuestra guía. Nos ha aportado serenidad y esperanza para afrontar el futuro y confiar en que el próximo año pueda reencontrarse con su pueblo, que tanto fervor le profesa. Y que siempre nos cobije bajo su manto.