El año 2004 escribí mi libro: “Mirandilla, sus tierras y sus gentes” (332 páginas, edición de 1,500 ejemplares), que la Diputación Provincial de Badajoz me publicó, con el impulso del Ayuntamiento de mi pueblo. Mirandilla en 1950 tenía 2.650 habitantes. Hoy sólo tiene 1.267. Por eso, siempre digo que hay dos Mirandilla: la residente en el pueblo y la otra que emigró. Y los emigrantes son sus mejores embajadores, porque sólo cuando se está lejos de Mirandilla se da uno cuenta de todo lo que se quiere y se añora cuando no se tiene cerca.
Fue el primer libro editado y la primera investigación realizada sobre su historia y sus gentes. Antes nada se sabía sobre los orígenes de su fundación ni de dónde procedían sus primeros pobladores. Lo escribí y doné al pueblo, a través del Ayuntamiento, con mucha ilusión, para que cada familia nacida o residente en Mirandilla, más todos sus emigrantes, pudieran tener gratis un ejemplar, porque la historia de los pueblos es muy importante para poder determinar sus señas de identidad. Hay que conocer de dónde venimos, para saber a dónde vamos.
En dicho libro ya refiero que Juan Alvarado y seis hermanos más, marcharon todos con el llamado don Pedro Alvarado, de Badajoz, a América, donde Hernán Cortés nombró a este último su lugarteniente, y con sólo un grupo de 400 hombres realizaron la increíble gesta de conquistar el vasto imperio azteca. Don Pedro Alvarado, antes descubrió Chile con Pedro de Valdivia, Panamá y conquistado él Guatemala; de ésta, fue capitán general y su primer gobernador. Pero antes de marcharse Juan Alvarado a América con sus hermanos, estuvo unido a María Trejo, de Mirandilla, con la que tuvo dos hijos: Hernando y Luis Alvarado Trejo, ambos nacidos en mi pueblo.
El libro me estimuló para seguir luego investigando sobre Mirandilla. Hoy llevo escritos tres libros más sobre mi pueblo, que me gustaría dejar publicados para que los datos históricos investigados no se pierdan y redunden en beneficio del pueblo y sus nuevas generaciones. También he publicado numerosos artículos en periódicos y redes sociales resaltando los valores de Mirandilla y Extremadura. Y, recientemente, he descubierto hasta 36 nombres de Mirandilla que sus antepasados fueron sembrando por América en recuerdo de la Mirandilla extremeña que dejaron atrás. Tantos nombres hay en Méjico llamados Mirandilla, que allí las llaman en plural: “Las Mirandillas”.
También en los numerosos puestos directivos que desempeñé en distintos lugares, como funcionario del Cuerpo Superior de Investigación del Organismo del Ministerio de Hacienda al que pertenecí, cuando llegaba a cada destino, nadie conocía nada sobre Mirandilla; pero cuando cesaba en ellos, todos sabían ya que es mi pueblo y los valores de su gente, sin que ello sea ningún mérito mío, porque otros muchos ya lo hicieron antes. Y, de cara al próximo día 22 de julio, que Mirandilla celebra sus Fiestas Patronales de Santa María Magdalena (este año con las limitaciones que imponga el maligno coronavirus), aprovecho la solemnidad de la festividad para dar a conocer a mis paisanos mi descubrimiento sobre las Mirandilla de América.
Durante los años 1519-1522, Hernán Cortés conquistó Méjico. Los indios aborígenes huyeron a las montañas y la extensa zona mejicana de Jalisco quedó despoblada e improductiva. Se necesitó mucha gente de fuera para repoblarla, estimulándola con reparto de tierras y exención de impuestos. Claramente intuyo que quien reclutó a gente de Mirandilla para que fueran a participar en dicho reparto en Méjico fue Juan Alvarado, dada su vinculación familiar con María Trejo y por ser padre de Hernando y Luis Alvarado Trejo, nacidos en Mirandilla.
En 1540 estalló en Jalisco la guerra llamada del “Mixtón”, que duró hasta 1542, en la que los indios “chichimecas” se rebelaron contra Hernán Cortés cuando éste dirigía otra expedición fuera de Méjico. Cortés ordenó a Pedro Alvarado que los pacificara. El día 12-06-1541, los hermanos Pedro y Juan Alvarado (padre de los Alvarado de Mirandilla) llegaron al municipio de San Miguel del Alto, foco principal de la insurrección. Tras superar serias dificultades, vencieron a los rebeldes. Don Pedro Alvarado murió en los Altos de Jalisco, de una brusca caída de su caballo.
Pues el primer grupo de mirandillenses emigrados para América, consta en el Archivo de Indias de Sevilla que en 1536 embarcaron en su puerto fluvial para Méjico, los siguientes: Hernando y Diego Hernández.- Hernando de Monroy.- Juan Morales.- Hermando y Diego Sánchez.- Y otros embarcaron para Cuba, Guatemala, Santo Domingo y para la Florida: Pedro Calderón e Isabel Ortiz.
En 1583, la iglesia de San Miguel del Alto, en Jalisco, fue elevada a Catedral. El Ayuntamiento encargó la construcción de la nueva sede episcopal al maestro de obras Martín Casillas, de Mirandilla (Badajoz). Terminada su construcción, el municipio le regaló terrenos para que se construyera allí una hacienda, en señal de gratitud por el buen trabajo realizado en la Catedral. Y Martín Casillas bautizó aquel terreno recibido con el nombre de “Hacienda Mirandilla”. Así nació en Méjico el primer nombre de Mirandilla.
El segundo grupo de gente de mi pueblo que salió para América fueron los hermanos Hernando y Luis Alvarado de Trejo, de Mirandilla, que sintiendo la llamada familiar de su padre, Juan Alvarado, y sus seis tíos, el 25-10-1538 se marcharon a Guatemala y Santo Domingo. Hernando era muy amigo de Diego Almagro, que lo nombró capitán de sus tropas. Estuvo combatiendo a su lado en Chile y Perú contra Francisco Pizarro, de Trujillo, que con sólo 300 hombres conquistó Perú. Pero Hernando murió luchando valientemente en la batalla de Las Salinas (Perú). Su sangre sería la primera de Mirandilla vertida en América. Y de Luis Alvarado, nada más se supo.
“Se jactan de que su grandeza está en que son muy trabajadores y austeros”
El tercer grupo de mirandillenses llegados a Jalisco (Méjico), en el siglo XVII, fueron los siguientes: José Dolores de la Barba, Martín del Campo, más los apellidados, Franco, Jiménez, Hernández y otros. Se deduce que fueron llamados a San Miguel del Alto por los descendientes de quienes se fueron con el primer grupo. Y cerca de la Hacienda Mirandilla regalada al maestro de obras de la Catedral, Martín Casillas, fundaron una villa, a la que también llamaron Mirandilla. Hoy tiene unos 1.000 habitantes, con categoría orgánica de Delegación de San Miguel del Alto. Su primer alcalde fue José Dolores de la Barba.
San Miguel del Alto es una ciudad que ahora tiene unos 40.000 habitantes. Es el centro neurálgico de donde son los mariachis, charros, rancheros y parranderos mejicanos que cantan las bonitas canciones rancheras mejicanas que a mí tanto me gustan. Es la tierra donde se produce el tequila, y de la que eran, o frecuentaron, históricos mejicanos de la Revolución del siglo XIX, que lucharon por independizarse de España, como Jorge Negrete, Emilio Zapata, Pancho Villa, Benito Juárez, general Vitoriano Ramírez (alias “El 14”, porque se comió 14 tortillas seguidas), ranchero de Jalisco y defensor de San Miguel del Alto, que salvó la vida al que después fue presidente de Méjico, Porfirio Díaz.
Es un territorio muy fértil, situado en un altiplano entre 1950 y 1800 metros de altura, asentado sobre valles y mesetas resguardados por sierras, con agua abundante, donde los de Mirandilla crearon una próspera ganadería de 250.000 de ganado ovino, bovino, caballar y de cerda. Sus descendientes son los que actualmente producen más leche y queso de la mejor calidad en Méjico.
Fueron muy favorecidos por la suerte, por los motivos siguientes: 1º. El reparto pródigo de tierras; llegaban y por grupos se iban asignando a ojo y medida todo el territorio que alcanzaban con la vista hasta 200 kilómetros a su alrededor. 2º. Se descubrieron cerca las minas de Zacateca, ricas en cobre, mercurio, magnesio y otros metales. 3º. Se construyó en sus proximidades un largo ferrocarril dejando bien comunicado San Miguel el Alto. 4º. El rey Carlos IV autorizó, el 28-08-1797, una feria de ganados que fomentó la ganadería en la zona. 5º. Fueron emprendedores que, trabajando mucho, con constancia, entrega y tesón, a modo de como también lo hacemos los de la Mirandilla extremeña, consolidaron un rico patrimonio, una economía saneada y fueron muy influyentes en todo Méjico.
En la villa fundada, pedanías y alrededores, bautizaron los lugares con los siguientes nombres: 1). Mirandilla, en la actualidad con unos 1.000 habitantes. Tiene al Norte el Valle de Guadalupe; al Sur, la capilla de Guadalupe y la parroquia de Guadalupe, más una calle llamada Cáceres, todo como imborrables recuerdos de la Extremadura que atrás dejaron. Tienen por Patrón del campo a San Isidro Labrador, igual que en la Mirandilla española. 2). Plaza de Mirandilla (la principal). 3). Calle Ancha de Mirandilla (igual que en Mirandilla extremeña). 4). Hotel Mirandilla. 5). Restaurante Mirandilla. 6) Puente Mirandilla. 7). Río Mirandilla. 8). Valle de Mirandilla. 9). Presa Mirandilla. 10). Calle Cinco Mártires de Mirandilla. 11). Colegio Mirandilla. 12). Puerta Mirandilla. 13). Hacienda Mirandilla. 14). Hacienda Mirandilla en Ayo el Chico. 15). Hacienda Iglesia las Mirandillas. 16). Carretera de las Mirandillas. 17). Rancho de Mirandilla. 18). Rincón de Mirandilla, con tres dehesas: “La Vieja”, “El Terrero” y “Cerro Gordo” (idénticos nombres a otras tres fincas de la Mirandilla extremeña). 19). Rincón del Ejido de Mirandilla. 20). Huerta Mirandilla. 21). Mirandilla El Camiche. 22). Mirandilla de Mascota. 23) Colegio Mirandilla de Mascota. 24) Concurso anual de belleza: “Señorita Mirandilla”. 25). Delegación Municipal de Mirandillas. 26).- Delegación de Mirandillas en San Miguel El Alto. 27). Fuera del estado de Jalisco: Mirandilla de Michoacán. 28). Mirandilla de Conduacán. 29). Mirandilla en Guerrero. Y en otros países cercanos: En Guatemala: 30). Mirandilla en Zakapa. 31). Cerro o peña Mirandilla. 32). Finca Mirandilla. 33). Fuente Mirandilla. En El Salvador: 34). Salto de Mirandilla. En Venezuela: 35). Mirandilla. Y en Cuba: 36). Mirandilla.
Consta en la historia de la Mirandilla mejicana y en una tesis doctoral documentada que he encontrado sobre San Miguel del Alto, que los de Mirandilla de Jalisco conservan el talante puro y la singular forma de ser de sus antiguos predecesores llegados de la Mirandilla extremeña. Son fieles mantenedores de sus costumbres y tradiciones. Presumen mucho de ser los genuinos descendientes de la Mirandilla española. Acostumbran a casarse entre primos hermanos para mantener la pureza de sus orígenes y presumen de tener sangre “azul” (no mezclada con la de los indígenas).
Se jactan de que su grandeza está en que son muy trabajadores y austeros, que convierten los sueños en realidad, teniéndose por gente leal y valiente. Son muy celebrativos y fiesteros: les gustan mucho los toros (tienen plaza taurina), montar a caballo, la doma y derribo de ganado, saben muy bien cantar, tocar y bailar; mantienen una vieja costumbre de la Mirandilla extremeña que recojo en la página 262 de mi libro, aunque ya en desuso: consiste en dar los mozos a las mozas la “serenata” nocturna en sus primeros escarceos amorosos. Viven socialmente como si todos formaran una gran familia extensa, y se enorgullecen de ser el 99 por ciento muy católicos.
Pues, si 484 años después de que en 1.536 llegara a Méjico el primer grupo de mirandillenses, sus descendientes siguen sintiéndose orgullosos de sus orígenes de la Mirandilla extremeña, en mi caso, tras 62 años de haber emigrado de ella, igualmente lo estoy de que alguien que no es de Mirandilla, sino de Mérida, como doña María del Carmen Jiménez Piris, escribiera este precioso poema suyo que también recojo en la página 193 de mi libro. Dice: “Gracias, Mirandilla/ gracias por existir/ ¡Qué pueblo tan entrañable/ yo quiero quedarme aquí!/ Sus gentes tan sencillas/ ¿Quién me dijo que no era así?/ Vengo de una ciudad grande/ pero siendo tú pequeño/ te prefiero a ti/ He venido para quedarme/ La Magdalena bendita quiso que fuera así/ Y a todo el que me pregunte/ ¿Ahí te vas a vivir?/ Yo con mucho orgullo le digo/ ¡Aquí me quiero morir!/ Gracias, Mirandilla/ gracias por existir”. Muchas gracias, doña Mª del Carmen.
Paisanos/paisanas: ¡Felices fiestas!, y que la Magdalena bendita os proteja siempre y en todo lugar.