Dounia E. estuvo todo el día de ayer “liada” recogiendo sus cosas e intentando conseguir la autorización de desplazamiento por Marruecos para poder llegar hoy hasta el puerto de Tánger y subirse al barco con rumbo a Málaga. Parece que comienza a ver la luz al final del túnel tras dos meses de pesadilla. Está embarazada de 36 semanas y tiene pronosticado el parto para el día 8 de junio, esto era lo que más le preocupaba. “Por lo menos ahora ya tengo los billetes, la autorización y hemos encontrado una persona que nos llevará en su coche”, comentaba nada más comenzar a hablar con ella. Aunque confiesa que hasta que no se suba al barco no terminará de creérselo del todo.
El 29 de febrero cogió un avión y se fue de vacaciones a Guercif. La vuelta la tenía reservada ya para el día 12 de marzo, pero “me lo cancelaron a última hora, a las ocho de la noche”. Por eso, cuando Marruecos anunciaba que cerraba todas sus fronteras, se encontraba en el aeropuerto con todo listo para subir a un avión de vuelta a casa que nunca salió.
“El día 12 se cerró la frontera con España. Tenía un billete de Marrakech a Perpiñán (Francia) y me lo cancelaron. Llamé al consulado de Nador y me dijeron que la frontera de España a Marruecos estaba abierta para los españoles”, explicó.
Se fue a la frontera de Beni Enzar con Melilla para intentar pasar. “Me dijeron que podía pasar mi marido y mis niños pero yo no porque tengo pasaporte marroquí y permiso de residencia permanente. Y claro, mi marido no ha querido dejarme abandonada y embarazada sola. Encima mi marido no puede llevarse a los niños porque el trabaja. ¿Quién los cuidaría? Y así llevamos ya casi tres meses”, relató.
Dounia, su marido, su niño de seis años y su niña de dos están en casa de un familiar pero, al comprar los billetes del barco, se han quedado casi sin dinero. Un familiar les ha prestado y “cuando llegue a España tengo que devolverlo”.
“Solo espero que dios les perdone por esto que nos han hecho pasar porque yo nunca perdonaré ni olvidaré y tienen que pagar todo este daño que me han hecho a mí y mis niños y a todos los que todavía no pueden volver”, sentenció la joven. Ahora la gran pregunta es cómo volverán a su casa en Lérida una vez lleguen a Málaga. De todas formas, “eso ya se verá mañana”. Lo que sí es cierto es que están “deseosos” por volver “cuanto antes” a su casa.