Uno a uno fueron sonando los nombres de todos aquellos subsaharianos que hoy conocen algo más la lengua del país en el que prevén integrarse. Uno a uno acudían a recoger el diploma que acredita que han cumplimentado las clases pertenecientes al proyecto de alfabetización puesto en marcha por UGT. Ayer, en el CETI, hubo premiados, porque hubo reconocimiento a la labor constante que han cumplido decenas de hombres y mujeres que ya chapurrean eso del ‘buenas tardes a todos’, ‘qué tal’ o ‘me llamo...’. El director del centro, Carlos Bengoechea, se congratuló por la puesta en marcha de proyectos de esta índole al considerar que con acciones así se “abre el camino” para que “en un futuro” se sigan llevando a cabo otras acciones similares. Fue el propio Bengoechea el que quiso enmarcar el acto de ayer en la celebración de la declaración universal de los derechos humanos, apostando por uno de los derechos de los que pueden y deben disfrutar todos: el de la educación. “Es un derecho humano esencial”, recordó el director del CETI, aludiendo a esas personas que llegan al campamento sin que sepan ni leer ni escribir y que al final, gracias a proyectos como el puesto en marcha por UGT, consiguen hacerse con las herramientas básicas en el complicado camino de la integración.
Bengoechea agradeció la labor del sindicato en la puesta en marcha del plan como ejemplo de los buenos resultados que puede dar la colaboración entre iniciativas públicas y privadas, una vía “enriquecedora” que puede dar lugar a resultados positivos como los plasmados ayer.
La participación de inmigrantes en este proyecto ha sido elevada. Algunos de los que ayer tenían que recoger su diploma lo harán por correo, ya que gozan ya de una acogida en la península tras años en el centro del Jaral.