Ni mejores ni peores que otros niños. Menores extranjeros no acompañados que están acogidos en el centro de La Esperanza demostraron, como no podía ser de otro modo, que comparten las misma inquietudes que otros niños de su edad. La preocupación por el medio ambiente es una de ellas. Prueba de ello son los 1.200 kilos de basura que han retirado de nuestro litoral, un argumento de peso a su favor y una cantidad de desechos que dice mucho sobre la falta de conciencia ciudadana que existe en Ceuta.
Esta iniciativa, que partió de los niños, quienes la han llevado a cabo con esfuerzo y tesón en seis salidas desde el mes de mayo, permite ofrecer una cara muy distinta de la que habitual e injustamente identifica a todo el colectivo. Evidentemente, cabe la posibilidad de que entre ellos, como entre cualquier otro grupo de menores, existan algunos más problemáticos o conflictivos, pero no tiene sentido identificar a todos con las acciones de uno o de unos pocos.
La actividad de ayer volvió a demostrar a quienes desean ver cuál es la realidad de estos menores, que sólo son niños que buscan una oportunidad que no encuentran en su país, cuyas autoridades optan por mirar hacia otro lado cuando se le plantea su problemática. Esa actitud deplorable no deben encontrarla una vez que llegan a nuestro país, donde existen unos principios éticos y morales incuestionables que dan lugar a que los niños, por la simple razón de serlo, tienen unos derechos que todos estamos obligados a respetar y a hacer respetar.
Ésa es una función de las autoridades españolas, entre las que están las ceutíes, pero no sólo éstas. Cuando se habla de menores extranjeros no acompañados, no es un asunto de competencia exclusiva de la Administración local. Se trata de una problemática de ámbito nacional y europeo, que debe ser tratada como tal y cuyo peso, por lo tanto, no puede recaer exclusivamente sobre los hombros de los ceutíes. La obligación de asistir a estos niños, de garantizar sus derechos, de prepararlos para afrontar el futuro no sólo es una responsabilidad local, aunque a veces cueste hacérselo comprender a nuestros vecinos del otros lado de la frontera, a nuestros compatriotas del otro lado del Estrecho y a nuestros socios europeos.