Este 1 de noviembre se cumplen 79 años de aquel otro 1 de noviembre de 1.940, en esa fecha, coincidiendo con la festividad de Todos los Santos, se bendecía y oficiaba la primera eucaristía en una nueva Iglesia anhelada por todo un gremio y vecinos de la barriada, la gente de la mar. En la barriada de la Almadraba de Ceuta se ubicaba ya, y así desde entonces, todo un referente convertido a fecha de hoy en un portentoso aspecto social, cultural y religioso como es la que fue llamada inicialmente “Capilla de todos los Santos”, por aquello de coincidir su inauguración con la efemérides del día, y, que actualmente denominamos de manera oficial “Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y de todos los Santos”, por tener como principal devoción mariana a la Santísima siempre Virgen María bajo su advocación del Monte Carmelo, La Virgen del Carmen.
Durante estos 79 años, ha cambiado mucho, demasiado, el aspecto social, cultural y económico de la Almadraba. Han desaparecido las artes de pesca, desaparecieron las embarcaciones pesqueras, desaparecieron todos aquellos “chambaos” sequeros de pescados, al igual que aquellas fábricas de conservas, por desaparecer, desaparecieron hasta los restaurantes más emblemáticos de Ceuta ubicados allí (como fueron Los Pulpos o El Espigón), incluso desaparecieron muchos primitivos vecinos y sus familiares, cuando la barriada de la Almadraba sufrió a últimos de los años 80 unos terribles temporales de levante, de viento y agua, que destruyeron muchas viviendas, produciéndose un auténtico éxodo de familias enteras, siendo reubicadas en diferentes promociones de viviendas de la Ciudad.
La Iglesia de la Almadraba, testigo fiel de todas las variaciones que ha soportado la barriada, no iba a ser menos en padecer esos temporales. Durante sus 79 años de existencia, ha ido sufriendo irreparables daños estructurales.
Sin embargo, los ánimos de superación entre sus fieles y vecinos nunca han faltado, y como se dice coloquialmente hablando, para muestra un botón. Desde hace ya un buen número de años, vamos superándonos en voluntades de progenitores que quieren que sus niños se inicien en nuestra fe, siendo bautizados allí, presenciamos cómo fieles vecinos de diferentes puntos de la Ciudad, se desplazan hasta allí todos los domingos del año, sin importarles la temprana hora de las diez de la mañana, para participar en la Eucaristía (aún teniendo templos más cercanos para ello). Observamos la respuesta de una multitud de fieles cuando llega la celebración del ejercicio del quinario previo a los 16 de julios, y he aquí que cuando llega la festividad del Carmen, esos 16 de julios, vemos repleta la playa de la Almadraba para celebrar la Eucaristía y la procesión del Carmen, una eucaristía con presencia de dos mil almas cristianas, declarándose con todo ello públicamente nuestra fe, exaltando los valores de aquella mujer considerada con el atributo de ser la primera cristiana.
La Iglesia de la Almadraba, llega a celebrar los 79 años de existencia, y no pecamos en reconocer que no podremos celebrar algunos más. Hay que, de una vez por todas, intervenir en la que entendemos justa y urgente reforma integral de la Iglesia, son muchísimas deficiencias las que padece, los fieles que estamos en el empeño de mantener su existencia, exigimos de una vez por todas que tomen parte en el asunto los agentes que tengan la potestad y capacidad de obrar. El tiempo juega en nuestra contra, hemos de dejar aparcados los momentos de los decires y comenzar con los quehaceres.
Habría que identificar y cuestionarnos quien o quienes son los principales interesados:
Por una parte, los fieles-laicos que mantenemos con nuestra chispa el que todo este Bien Inmaterial, patrimonio de todos los caballas siga conservándose y perdure todo lo que podamos en defensa del interés social, cultural y religioso; por supuesto que nos consideramos principales interesados, nuestro Sr. Obispo emérito, D. Antonio Ceballos, en su carta de presentación en sede catedralicia señalaba a los fieles laicos como “insustituibles e imprescindibles”.
Por otra parte, hemos de considerar también interesados a las diferentes Administraciones Públicas que coexisten en este mismo ámbito territorial de nuestra Ciudad, no en vano han de mirar por el interés general de las correspondientes colectividades que habitamos en la Ciudad:
La propia Administración de la Ciudad Autónoma de Ceuta, quien fija en su calendario de fiestas, como no podría ser de otra manera, la del Carmen, por supuesto está por la labor de llevar a cabo la reforma, y ello en aras a respetar y reconocer, fomentar y amparar unas de las costumbres y tradiciones que forman parte del arraigo de todos los ceutíes. En su día encomendó la realización del oportuno proyecto técnico a un arquitecto de la Ciudad, proyecto ya finalizado desde hace meses y presentado al grupo de fieles, mostrándose la voluntad de sufragar la totalidad de los gastos.
Por otra parte la Administración del Estado, en su sede periférica de la Delegación del Gobierno en Ceuta, por aquello de su ámbito competencial por la ubicación de la Iglesia, con quien hemos mantenido varias reuniones, muestra aquella paciencia del Santo Job, esperando a que por parte del Obispado de Cádiz y Ceuta se presente una solicitud de reformas en la Iglesia para responder de manera favorable.
Y he aquí que quien debiera ser el principal de los principales interesados, el Obispado de Cádiz y Ceuta, reconoce igualmente las muchas deficiencias que padece la Iglesia del Carmen de la Almadraba, pero deja el asunto en eso, en el mero reconocimiento, con el nulo hilo comunicativo para con los feligreses, ni desde el Obispado de Cádiz y Ceuta, ni de su representación en Ceuta. Para más “INRI” hemos tenido conocimiento que la decisión del principal de los principales interesados ha sido la de ceder la Iglesia a la Ciudad, ignorando, o mejor dicho, sin saber ni querer saberlo, si esto puede hacerse. Con este gesto reconocemos todos los fieles de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y de todos los Santos, la postura del Obispado de Cádiz y Ceuta, como cual madre que se desentiende de su niña y ésta es entrega en adopción, una niña correcta, educada y con buenas calificaciones. He aquí que hemos de remitirnos por unos instantes a las Sagradas Escrituras y acordarnos de aquello de que “si esto hacen con el leño verde…”
Queremos entender pues las consignas que podrían ser dirigidas desde el despacho central del Obispado de Cádiz y Ceuta hacia nuestra Ciudad; que no serían otras de que las alegrías y los hayares vengan pacá, y los problemas, penas y pesares que se queden en la estación marítima.
Llegado a este momento, exultante por la celebración de un nuevo cumpleaños, y con la voluntad de al menos alcanzar el centenario, no nos cabe otro gesto que mostrar nuestra gran aflicción, pero ojo ¡nunca indiferencia! Si así fuese, pecaríamos.