Hay que ser justos a la hora de encuadrar las críticas hacia la explanada de Loma Colmenar y su funcionamiento. Si nos situamos tiempo atrás, el descontrol que existía en todo el entorno fronterizo era máximo hasta el punto de que veíamos colas kilométricas que llegaban hasta el centro y a familias bloqueadas en la carretera nacional salvo que se habilitara la explanada de Juan XXIII. Las consecuencias eran fatales primero para los protagonistas, pero también lo eran para las ambulancias y el servicio público que no podían hacer su trabajo, además de para todos los vecinos y trabajadores de zonas cercanas.
Ahora hay una explanada pero ya no se producen aquellos bloqueos que eran portada a diario. Si bien esto no significa que funcione de la mejor manera. Ni mucho menos. A la ciudadanía la falta información, no se les puede tener en una explanada, con una sensación térmica de casi 40 grados y unos servicios demasiado básicos, mientras ven que la aduana marroquí está limpia, sin coches. No se puede tener a ceutíes y marroquíes de la OPE mezclados ni se puede permitir que todos ellos sean víctimas de lo que decida en ese momento Marruecos: que hoy aprieta, mañana ahoga y pasado se erige en el bueno de la película. No.
Ni las cosas son tan malas como antes ni lo son tan buenas como algunos quieren vender. La situación a pie de explanada no era la mejor, ni las críticas de los sufridores carecían de fundamento. No. Ayer se tenía que haber sido precavido, manejando la información precisa para controlar la situación desde el principio de otra manera, a sabiendas de la cantidad de personas que estaba previsto que vinieran a nuestra ciudad para pasar a Marruecos.
Como siempre parece que las informaciones no fluctúan en el sentido que deben y las consecuencias pasan por la mala imagen que vuelve a ofrecer nuestra ciudad.
Delegación del Gobierno no suele cuidar las formas, ni cuida la política informativa como debiera, de ahí las consecuencias nefastas en la imagen ofrecida de cara a la galería de la que luego, en reuniones privadas, tanto se quejan. Deberían aprender de los errores, dejarse de opinar en redes sociales y centrarse más en una labor que pasa porque los ciudadanos no estén desorientados, no se sientan engañados y dispongan de la información real en tiempo y forma. Para eso están ustedes.
Antes al volver de Marruecos, no había autobús ni taxi, no podían llegar, a los que tenía alguna minusvalía, lo tenían difícil en verano o en invierno, ahora es diferente, hay medios de transporte, no hay que olvidar eso.