Por vez primera los fuegos artificiales tuvierno que celebrarse en Santa Catalina creando malestar entre los ceutíes. Doce minutos de espectáculo dejan tras de sí muchas horas de trabajo. La empresa valenciana que se ocupó ayer de iluminar el cielo de Ceuta en su noche más especial, el final de las Fiestas Patronales, lamentaba la ubicación del castillo de explosivos a los pies del cementerio de Santa Catalina. Pero en esta ocasión había que hacerlo ¿La causa? Esquivar la cercanía con el nuevo depósito de 23.000 litros de combustible del helipuerto para evitar cualquier tipo de percance. Esto provocó que los fuegos no se pudieran ver desde puntos como la Marina, o zonas del centro, lo que genero malestar entre los ceutíes. “Está claro que más vale prevenir que lamentar pero creemos que es una pena porque tanto la distancia como el monte pueden imposibilitar disfrutar del espectáculo que hemos preparado”, indicaban horas antes del espectáculo. Así finalmente ocurrió.
Los operarios de la empresa Familia Caballer, encargados de los Fuegos Artificiales de las fiestas, se han afanado este año por dar la talla, como viene siendo habitual, aunque a los pies del cementerio de Santa Catalina, empapados por las olas que llegaban al material. “Menos mal que lo tenemos tapado porque sino podría estropearse”, lamentaban. Un total de 640 kilos de explosivos y muchas horas de trabajo que estuvieron detrás de la explosión de fuegos artificiales que ayer echaron el broche final a los festejos en honor a la Virgen de África.