Conseguir que el envejecimiento no sea una etapa de dependencia y final de la vida, sino una fase con un enfoque único que brinda una serie de oportunidades para que la persona logre desarrollar su proyecto de calidad de vida y alcanzar sus metas. Este es el objetivo que persigue Plena inclusión Ceuta con el programa Envejecimiento Activo.
En el ámbito de la discapacidad intelectual, nos referimos a mayores cuando hablamos de personas que han superado los 45 años de edad, teniendo en cuenta el declive observado en las capacidades funcionales de cada persona. Por ello, el programa Envejecimiento Activo está destinado a este colectivo.
El envejecimiento activo es un concepto del que también habla la Organización Mundial de la Salud (OMS), y lo define como “el proceso por el cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas que envejecen”. Para la OMS, el envejecimiento activo reconoce una serie de factores que afectan al proceso de envejecimiento, que es visto como un proceso dinámico que afecta a la persona y a su entorno.
Por otra parte, para Schalock y Verdugo, un envejecimiento de calidad debe ir orientado a la inclusión social, a la autodeterminación y al apoyo familiar. Estos dos autores nos dan una serie de factores o dimensiones de calidad de vida que nos sirven como indicadores a trabajar en el marco del envejecimiento activo relacionado con las personas con discapacidad intelectual.
Estos factores o dimensiones son: bienestar físico (salud, actividades de la vida diaria, atención sanitaria, etc.), bienestar material (situación económica de la persona, transición a la jubilación, prestaciones sociales, situación de su vivienda, etc.), bienestar emocional (estado de salud mental, autosatisfacción, proyección de vida respecto a la etapa en la que se encuentra la propia persona con discapacidad intelectual, etc.), autodeterminación (autonomía y control personal, valores personales, autogestión de sus obligaciones y de su tiempo libre, etc.), inclusión social (integración y participación en la comunidad, redes sociales de la persona usuaria, etc.) y desarrollo personal (formación, competencia personal, percepción de las oportunidades que se tienen en esta etapa del ciclo vital, etc.).
Teniendo en cuenta dichas dimensiones de calidad de vida, desde Plena inclusión se diseñó el programa Envejecimiento Activo, que se desarrolla con una serie de actividades distribuidas en diferentes áreas: recogida de información de personas usuarias y sus familias, actividades de ocio adaptadas, talleres de mantenimiento y desarrollo cognitivo, talleres para el mantenimiento de habilidades básicas para la vida diaria, actividades de educación física y salud, talleres de habilidades sociales y duelo, y acciones orientadas a las familias.
A través de estas actividades se consigue favorecer el envejecimiento activo y positivo, centrado en los gustos, deseos e intereses de las personas beneficiarias; evitar su deterioro cognitivo; orientar, asesorar e informar a usuarios y familias sobre cuestiones de su interés; favorecer su inclusión; y fomentar la autonomía de la persona en el uso de las habilidades básicas de la vida diaria.
De esta manera, desde un enfoque centrado en la persona, se ofrece al usuario una atención integral interviniendo en distintas áreas para favorecer el desarrollo de su propio proyecto de calidad de vida.