Un individuo con un pasamontañas atracó ayer a punta de pistola a un conductor de las ambulancias del Servicio de Emergencias del 061 dentro de su Base, ubicada en el complejo del Hospital Universitario. Este profesional consiguió salir ileso del robo y, gracias a sus dotes de persuasión, logró que el sujeto desistiera de su intención, que no era otra que desvalijar las dependencias, y abandonase así el lugar.
El asalto se produjo poco antes de las 7.00 de esta mañana, cuando este técnico en Emergencias salió de las instalaciones hacia una de las ambulancias donde tenía que depositar unos utensilios en el interior del vehículo. Al regresar a la base, el conductor se topó con el encapuchado dentro, encañonándole directamente a la cabeza. El delincuente, además, le amenazó para que su víctima le diese todo lo que llevaba encima.
El conductor, prudente, entregó la cartera al atracador y le convenció para que se marchase sin sustraer nada más de la base ya que el sujeto pretendía llevarse otras pertenencias, como una pantalla de plasma. El individuo pudo colarse detrás del trabajador aprovechando el momento preciso en el que éste salía y acceder así hasta la habitación de los técnicos. El pistolero huyó de la base sin que fuese interceptado por los vigilantes de seguridad del Hospital Universitario, que se personaron inmediatamente en el ala donde sucedieron los hechos, ni por la Policía Nacional que también acudió hasta el lugar.
Los efectivos de seguridad privada en el turno del atraco recibieron la llamada telefónica de alerta en torno a las 6.50 horas. El vigilante, en aquel momento en Urgencias, atravesó a la carrera una zona ajardinada a fin de llegar cuanto antes a la Base del 061 y controlar la trayectoria del asaltante ya que éste portaba un arma de fuego. El individuó escapó por el vial que discurre ante el Hospital de Día y el aparcamiento del centro hospitalario, desapareciendo en la zona pero sin que entrase en el parking, según pudo conocer este periódico.
Otro compañero del operativo de seguridad realizó la misma maniobra que el primero aunque en dirección a esa misma carretera, sin tampoco cruzarse con el forajido, quien podría haber saltado la verja del perímetro.
El Cuerpo Nacional de Policía fue requerido en el lugar donde inició las pesquisas y tomó declaración a los presentes. Al cierre de esta edición aún no se habían producido detenciones.
José Antonio Carbonell, vicepresidente de la Asociación Marea Negra por la Seguridad Privada, consideró que el equipo encargado del Hospital Universitario “se queda corto en personal y dispone de pocos medios porque solo una porra y unos grilletes resultan un equipamiento prehistórico”. La entidad apostó por la dotación de pistolas táser –arma de electrochoque–, pulverizadores o spray pimienta y chalecos antiapuñalamiento. No obstante, el uso de pistola es un asunto “sensible” para un servicio como éste en Loma Colmenar, donde cada día se registra una elevada afluencia de personas.
Otra de las recomendaciones de Marea Negra consiste en la realización de rondas del perímetro en pareja “y no como están haciendo, una sola persona para unos 30.000 m2”. La entidad culpa a las administraciones de que licitan unos servicios “donde dan la mínima seguridad”. A su juicio, sin un remedio, “un día irá a más”, en especial, porque este centro hospitalario adolece de un “departamento de seguridad con un director al frente” ya no solo por el material sino por la protección de datos.
Esta asociación exige a Ingesa que de cinco vigilantes –más uno de refuerzo de 15.00 a 22.00– pasen a ser ocho: uno de refuerzo en Urgencias; otro en control de accesos y el tercero con quien se dedique a rondas perimetrales y apoyo, resumió Carbonell.