Pedro Sánchez lo tiene claro. Ha hecho, hace y hará todo lo posible por ser presidente del Gobierno. Y ha jugado bien las cartas hasta asegurarse los votos para ser el futuro mandamás de este país. Pero esta solo es una parte de la noticia. Es quizá la sorpresa. La otra, la que todos hemos tenido que digerir, ha sido protagonizada por Mariano Rajoy. Un presidente del Gobierno que lleva arrastrando una sombra de escándalos que su propio partido ha querido teñir de ataques para salir al paso y convertir esto en un odio porque sí hacia las siglas populares. La sentencia del caso ‘Gürtel’, su fallo y las apreciaciones que se realizan sobre la figura del presidente de todos los españoles eran suficientes como para que Rajoy se hubiera planteado dar un paso atrás. El PP podía incluso haber disfrazado ese movimiento de algo que no fuera dimisión, pero parece que han cogido gustado a no saber/querer hacer bien las cosas.
En las filas populares empiezan a afilarse los cuchillos ante esta tempestad
En las filas populares se teme ya que empiecen a afilarse los cuchillos y puede que en las próximas horas asomen los enfrentamientos más sangrantes en un partido tocado que ha terminado por recibir la puñalada sin previo aviso.
Ahora, se lo voy adelantando, empezarán las políticas del miedo, los mensajes de ‘nos han vendido’, la difusión de datos económicos que reavivarán el fenómeno de la crisis.... enumeren todas las peores tragedias que puedan imaginar porque van a empezar a asomar en el terreno político. Pero nadie hablará de los hechos, de lo plasmado en sentencias, de las conclusiones a las que llegan esos magistrados que cuando nos caen bien decimos que hay que respetarlos y cuando dictan lo que no nos gusta deslizamos que están controlados por no sé quien.
Existe una crisis política evidente, una situación que, en goteo, ha venido advirtiendo lo que iba a suceder y al final tenemos unos resultados. Ahora pongan la etiqueta a todo esto que ustedes prefieran, tengan la ideología que tengan. Pueden atreverse a considerar que esto es lo más normal del mundo, que todas las piedras en el camino han sido interesadas, que los desastres que se producen en goteo son entendibles, que la situación no es extrema. Todo vale, hasta sucumbir a lo más descabellado, como ha pasado y como está pasando.