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Desde el pasado 22 no se ha registrado pase de subsaharianos, solo cruzan argelinos
La presión ejercida en Marruecos sobre la población de inmigrantes tiene un reflejo directo en las estadísticas que se producen en Ceuta. A quienes aún se ocultan en los montes les resulta complicado organizarse para llegar al vallado y a quienes tienen dinero para pagar su entrada en vehículo les cuesta superar una frontera convertida, en demasiadas ocasiones, en ruta imposible. Desde el pasado 22 de enero no se ha producido entrada alguna de subsaharianos, ese día lo logró un guineano que fue abandonado cerca del Hospital Universitario tras acceder a la ciudad en un doble fondo. Les resulta complicado ya no solo burlar los controles marroquíes sino también los que, ya en Ceuta, ejercen componentes de la Guardia Civil, que vigilan el empleo de flota de vehículos adaptados específicamente para estos fines.
Sí que siguen produciéndose entradas de argelinos por la frontera, entremezclados con porteadores, convirtiéndose en el segundo grupo más numeroso del CETI.
La situación ha provocado que la atención migratoria cambie completamente, así por ejemplo son más las salidas que tiene Cruz Roja para atender a argelinos que intentan huir de Ceuta ocultándose en los barcos y que terminan cayendo al agua, que las que tienen relación con subsaharianos que llegan vía patera, cruzando la valla o escondidos en coches.