El Campus Universitario acogió el proyecto ‘Role Models’, de la Comisión Europea, que se extenderá al resto de países miembros
Como proyecto pionero y totalmente innovador. Así se presentaba en el Campus el proyecto ‘Role Models’ el director de la institución promotora en nuestro país, el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación, Pablo Martín.
Esta iniciativa ha sido una apuesta de la Comisión Europea que parte del pretexto de combatir la radicalización a través de la educación mediante ‘figuras inspiradoras’ y que tuvo en Ceuta su punto de partida.
“Una vez hayamos finalizado aquí seguiremos en otras comunidades autónomas, que también sean piloto, en las que trabajaremos con el pretexto de establecer en los centros educativos una serie de figuras que puedan servir de referente para trabajar la inclusión”, explicaba Martín.
Ciudad pionera
Ceuta ha sido la primera ciudad piloto del proyecto, no sólo a nivel nacional sino europeo, desde la que se ha decidido presentar y lanzar la iniciativa.
Señalaba Martín que el iniciar ese punto de partida en la ciudad vino determinado por diferentes factores. En primer lugar por ser territorio MECD, pero más allá, manifestaba que se presentaba “como un ejemplo perfecto para abordar valores para la integración y donde hay modelos inspiradores de profesionales que trabajan muy bien el ámbito de la inclusión”.
Aunque el director del Sepie huyó de hacer declaraciones sobre si se están produciendo acciones de racionalización entre los jóvenes perceptibles en el ámbito escolar, y recalcó en todo momento que la base de la iniciativa es trabajar la inclusión y los valores europeos, el consejero de Educación y Cultura, Javier Celaya, sí que se manifestó al respecto.
“A ninguno se nos escapa que la radicalización es una amenaza para la convivencia en Ceuta y no podemos conformarnos con que esa convivencia sea una característica de nuestra sociedad multicultural ya que llevamos mucho tiempo luchando para convertirla en bandera y seña de identidad de nuestra tierra”, expresaba el consejero.
Se fomentará y premiará a aquellos proyectos educativos que apuesten por la inclusión
Bajo el título de ‘Acciones educativas para la prevención de la radicalización de los jóvenes a través de la educación’ se presentó la jornada, que contó a lo largo de todo el día con la participación de representantes de diversas organizaciones y agentes relevantes en el ámbito de la prevención de la radicalización.
Role Models, un nuevo modelo educativo
La iniciativa propone un modelo educativo basado en figuras inspiradoras que puedan servir a los jóvenes como prototipos alternativos que les puedan conducir hacia la apreciación de la diversidad, la convivencia, la pluralidad y la multiculturalidad como herramienta básica para rechazar cualquier camino conducente hacia la exclusión o la radicalización.
Por ello, muchos de los presentes apelaron a la figura del docente como mejor ejemplo en el aula de esa ‘figura inspiradora’ o ‘Role Models’. “No me cabe la menor duda de que en el ámbito de la educación el mejor arma que tiene un docente para la enseñanza hacia sus alumnos no es otro que el testimonio de su propio ejemplo”, declaraba Celaya.
El propio consejero añadía que la educación se presentaba como la mejor vía “para la prevención y la eliminación del fenómeno del radicalismo”.
La Comisión Europea ha propuesto el lanzamiento de la iniciativa ‘Role Models’ o figuras inspiradoras a través del Programa Erasmus+ que gestiona el Sepie como Agencia Nacional en España, convencida de que la prevención de la radicalización es un aspecto clave para la mejora de la sociedad y de la educación actual.
Además el proyecto se ha presentado para dar respuesta a la Declaración de París (pacto que se creó en la capital francesa a raíz de los atentados de 2015) que tiene como propósito la promoción de la ciudadanía y los valores comunes de libertad, tolerancia y no discriminación a través de la educación.
En sintonía con las recomendaciones de la Comisión, y con el fin de mostrar su compromiso con la propuesta, a lo largo de este año 2018 el Sepie ha previsto una serie de actuaciones que han tenido su inicio con esta Jornada. Además se fomentará y premiará a aquellos proyectos educativos que trabajen en el ámbito de la inclusión.
Las mil sombras de la radicalización
Casi tres años después, se cumplirán a final de mes, de la aprobación en el Consejo de Ministros del Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta, uno de los analistas del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) del Ministerio del Interior, Eduardo Hernando, pasó ayer por el Campus Universitario en el marco de la jornada ‘Acciones educativas para la prevención de la radicalización de los jóvenes a través de la educación’ para poner de relieve la importancia trascendental que la colaboración ciudadana tiene para combatir el extremismo violento.
El funcionario, uno de los encargados de evaluar, depurar y tratar la información relevante de las miles de alertas que llegan a Interior por medios telemáticos a través del programa ‘STOP Radicalismos’, intentó dejar claro a los asistentes a la cita que “no podemos dejar pasar ni un solo signo”, ni un solo indicio, que apunte a la radicalización de una persona. “Una pista quizá no pero la unión de varias puede conducirnos a una radicalización extrema”, subrayó.
"Entre los factores de riesgo están los psicológicos, sociológicos..."
Un joven que no acude a clase puede mostrar absentismo por un problema de índole exclusivamente personal pero también porque haya entrado en esa deriva radical y violenta que inquieta a los profesionales. “La radicalización es un proceso más que una condición”, abundó el analista, y a la hora de separar el grano de la paja hay muchos “factores de riesgo” (psicológicos, sociológicos, económicos, políticos, ideológicos, creencias, valores...) e indicadores susceptibles de ser tenidos en cuenta: “Cambios de nombre y actitud hacia los otros, aislamiento social, comisión de delitos menores...”.
En ese camino a la perdición, los protagonistas o víctimas pasan por múltiples fases, entre ellas las de adoctrinamiento y conversión pero tampoco todos los ‘radicales’ son iguales: los hay que no llegan a invadir derechos de otros, una radicalización “que no es ilegal ni está perseguida”, y quienes sí la traducen en violencia.
Ahí está el problema. Uno de los ejemplos que puso fue una llamada recibida desde Cataluña (de allí proceden “la mayoría” de las que alertan de fenómenos “radicales o de odio”) por el registro de actos vandálicos (verbales, pintadas, silicona en la cerradura…) después de que dos vecinos izasen sendas banderas española e independentista catalana en sus casas.
Muy pocos municipios han creado el grupo local que prevé el Plan Nacional de 2015
“El problema es llegar al extremo y faltar al respeto a los demás”, diferenció el analista, que ve “muy útil” el protocolo de ‘STOP Radicalismos’, una iniciativa de denuncia confidencial y segura de posibles casos de radicalización a través de una página web, por correo electrónico, una aplicación para teléfonos móvil y un número gratuito (900 822 066).
“Muchos profesionales del ámbito educativo recurren a ese procedimiento porque detectan cosas y no saben a quién recurrir: a veces no es nada peligroso pero en cualquier caso, sí se puede poner en manos del órgano competente la problemática”, animó Hernando a los muchos docentes que le escuchaban a no dejar de hacerlo.
El analista señaló al “ciberespacio” como “el principal caldo de cultivo de la radicalización” actualmente y señaló a los actores de la comunidad educativa como agentes con un papel trascendental en la fase de prevención del extremismo violento, que a continuación entra en una etapa de “vigilancia” y posteriormente de “actuación” que ya corresponde a las propios Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y que se corresponde con el estadio en el que “la radicalización ha llegado al extremo y es violenta”.
Hernando también esbozó las virtudes de unas herramientas que preveía el Plan y que hasta el año pasado solo se habían implementado en trece de los más de 8.000 municipios españoles, los grupos locales de lucha contra la radicalización que, bajo la coordinación del sector de la seguridad pública del Estado, se concibieron para integrar “alrededor de la misma mesa” al resto de sectores sociales en la prevención y tratamiento de los focos de riesgo detectados.