El caso lo conocemos todos. Fue común el sentimiento de apoyo expresado por todos los ceutíes cuando supimos que la familia de Ana María López García no podía incinerar el cuerpo en Ceuta. Todo por una avería en el único horno crematorio que funcionaba. El día previsto la incineración no se practicó pero se advirtió a los familiares de que a buen seguro podría realizarse el siguiente.
No fue así. Tras un dolor alargado por esta situación, se tuvo que trasladar el cuerpo a la península para atender la última voluntad de la difunta.
Ahora conocemos el informe técnico de Atroesa, la empresa encargada del mantenimiento del horno crematorio. Y su contenido no hace sino avivar la indignación del momento porque, sencillamente, nada aclara.
No se encuentra explicación a lo sucedido, ni se reflejan los orígenes de ese fallo. Casi un mes después no podemos saber por qué Ceuta dejó de ofrecer un servicio tan sensible como el de las cremaciones.
La Ciudad tendrá que citarnos a una nueva comparecencia para aclarar lo ocurrido
El Gobierno ha anunciado la apertura de un expediente informativo. Es lo mínimo que debe hacerse porque pasar página en un tema tan doloroso, tan directo, que afecta directamente al plano de los sentimientos, sería todo un insulto a los ciudadanos. Porque ese día le sucedió a la familia de Ana María, pero es algo que nos puede ocurrir a cualquiera.
El daño y el dolor son irreparables pero no la sapiencia, el derecho a conocer qué pasó, si el mantenimiento de este tipo de infraestructuras se hizo de forma adecuada o por qué falló cuando, poco después, se aseguró que funcionaba.
Confío en que este asunto no sea uno de tantos, uno sobre el que pasar página confiando en el olvido de la población. Sería un atentado contra el sentimiento de todos los ciudadanos y constituiría el paso que nunca debe permitirse dar.
No deberá pasar mucho tiempo para que nos citen a otra comparencia en la que dar las explicaciones que a todos se nos debe y todos esperamos. Es lo menos. Es además obligado para que este tipo de situaciones no se puedan volver a repetir, exigiendo y depurando las responsabilidades oportunas por lo acontecido.