El próximo curso, la Filosofía se despide nuestras aulas, nos saca el pañuelo desde la ventana del tren y deja el Siete colinas, como de tantos otros institutos de la geografía española.
Se marcha ligera de equipaje, sola, desahuciada, abandonada por los nuevos e iluminados pedagogos que le dan más importancia a todo, menos al pensamiento libre, crítico, creativo; una tarea encargada a otras disciplinas de la sociedad unidimensional, interesada en formar a individuos del sistema, con poca capacidad para poner en tela de juicio a un mundo en la agonía.
Recuerdo una cita de Ciorán: “El odio a la filosofía es siempre sospechoso: se diría que quien lo padece no se perdona el hecho de no haber sido filósofo y que para disimular esa frustración o esa incapacidad, vilipendia a quienes, por tener menos escrúpulos que él o ser más aptos para ello, tuvieron la posibilidad de edificar ese pequeño universo inverosímil que es toda doctrina filosófica bien articulada”.
¿Qué de sospechoso hay en la Filosofía para que los gobernantes de turno lancen hacia ella una mirada de soslayo y de duda, sobre las pretensiones “peligrosas” de este “amor a la sabiduría?
Si hacemos un estudio diacrónico en el tiempo referente al currículo de la asignatura, siempre veremos la tarea de “pensar”… pensar el arte, pensar la música, pensar el tiempo, pensar la sociedad, pensar la justicia, pensar los mitos, pensar el hombre, pensar la muerte, pensar la vida, pensar la felicidad, pensar la política, pensar la ciencia, pensar la igualdad, pensar, pensar, pensar
¿Y qué hay de malo en el pensar? ¿Cómo contestarían a esta cuestión los adoctrinadores, las dictaduras, las sociedades deshumanizadas, los tiranos, los vendedores de humo? ¿Cómo contestarían a esta cuestión los sistemas democráticos, los ciudadanos libres, los artistas, los políticos comprometidos con el pueblo, las sociedades abiertas, los investigadores?
Tal vez, el primer grupo diría sobre el pensamiento que es un cáncer nauseabundo que termina con el orden, el respeto, la disciplina, las normas…
El segundo grupo, tal vez contestaría sobre el pensamiento que es el elixir de la vida, el bálsamo contra la robotización de la humanidad, la vacuna para ahuyentar los miedos, el remedio prodigioso para formarnos como personas, la esperanza en el diálogo, la tolerancia y la reflexión (todas ellas, armas de construcción masiva).
Hoy, que preparamos las maletas, no sabemos cuál será el destino y la suerte que nos espera… nos quedan miles de kilómetros por recorrer en un viaje a ninguna parte…. Andaremos con Diógenes “ buscando al hombre” volveremos al liceo de Aristóteles haciendo el último intento de salvar la POLIS. Charlaremos con Sócrates….ahora somos notros los condenados a beber la cicuta, Bajaremos a la caverna de Platón con carbureros y linterna…estamos preparados para liberar a los hombres atados. Diseñaremos, como buenos fugitivos, un plan de fuga para liberarnos de los nuevos inquisidores..y con Descartes razonaremos el método, Locke y Hume prepararán el terreno de la experiencia… Allí estará Kant, analizando una crítica para que la razón vuelva a allanarnos los pedregosas cuestas que conducen a la cima de la humanidad, del ser humano como fin en sí mismo..
Dejaremos las clases de Ética vacías, la educación para la ciudadanía será pasto del olvido, educar en valores se convertirá en una alternativa, como si educar en valores fuera una alternativa….y nos haremos okupas, insumisos, rebeldes con causa, filósofo-flautas, proletarios de ideas….Nos defenderemos de los sofistas, de los vendedores de crecepelo, de los adoctrinadores del partido, de los iluminados que nunca tuvieron luz, de los charlatanes del nuevo sistema educativo…..
Ahora, debemos pensar que el Siete Colinas ya no está en la avenida de África S/N…. está en las plazas de Ceuta, en los chicos y las chicas que conocieron a Rousseau, Nietzsche, Ortega, María Zambrano… En los chicos y las chicas que aprendieron con Darwin y miraron el universo de Galileo, los planetas de Copérnico viajando a la velocidad y en el tiempo de Einstein.
Ahora pobres, vilipendiados, maldecidos, señalados, incriminados…..somos más filósofos que nunca, porque cuando te despojan de las cargas es cuando debes plantearte comenzar a volar…
Me gustaría despedirme con una anécdota que se le atribuye a Diógenes de Sínope… En ella se habla del precio de la libertad y de la llave para conseguir la independencia del poder de turno….
“Un día estaba Diógenes comiendo un plato de lentejas. En ese momento llegó Aristipo, otro filósofo que vivía con lujo adulando al rey Alejandro Magno y le dijo:
Mira, si fueras sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas
Diógenes le contestó:
Si tú aprendieras a comer lentejas, no tendrías que degradarte adulando al rey”.
Nos vemos, como siempre, en el ágora…