Si pensábamos haber asistido al mayor cúmulo de desvergüenzas es que éramos unos necios. Faltaba el plante de don Mariano, y ayer lo avisó. Tras el Comité Ejecutivo Nacional del PP, convocado por la vía de urgencia en Madrid, don Mariano el presidente se disfrazará de ordeno y mando y nos ofrecerá un discurso sin admitir preguntas. Es decir, dirá lo que quiere decir para intentar salir del atolladero, sin permitir que nadie le ponga en un aprieto pensando que, quizá así, puede mantener intocable esa imagen de transparencia que nos han vendido.
Lo anunciado es el mayor insulto al ciudadano que puede permitirse un Gobierno que debe mostrarse transparente, no aparentar que lo es. Con una población castigada, marcada por los recortes, sin pagas extra, viviendo completamente amenazada por nuevas medidas, a la que se le ha hecho sentirse culpable como si nosotros hubiéramos sido los que nos chupamos el bote... no se puede permitir que el máximo responsable de esta situación, quien debe dar las explicaciones oportunas, opte por blindar su imagen, ofrecer el discurso ya preparado, acallando de paso la voz del pueblo.
Yo a estas alturas no voy a pararme a pensar si la información publicada por ‘El País’ es verdadera o no. Esa no es la clave de esta historia. Puede que hasta en nuestro interior tengamos asumido ciertas dosis de corrupción. La clave está en por qué tras dicha publicación, don Mariano se esconde, por qué manda a los suyos a salir en tono amenazante, por qué no da él mismo la explicación debida, por qué cuando pretende hacerlo no permite que se le interrogue. No esperemos una revolución social porque ésta no va a ir más allá del facebook. Eso lo sabe la clase gobernante convertida ya en una esperpéntica copia de Berlusconi, al que ya nada le falta por hacer.