Tiemblan los pensamientos en su trozo de tierra,y la rosa gime en el rosal, pálida y rosa. Hoy todo está gris y llueve en mil almas de arena,
las temidas lágrimas del desconsuelo, rojas,
como una plaga que flagela y nunca se olvida.
Se fue mi amigo, a otra tierra de flores serenas
y metarbas nubes, con paso firme de roca,
para atender arcángeles custodios que tiemblan,
contagiados por tantas lágrimas en las olas,
por el fuego prendido en iglesias y mezquitas.
Ahora que la vida ha destejido una parte
de su urdimbre, y la gente, al fin, junta, se comprende,
cuando es llegada la hora del adiós y la ausencia.
Dejaré que mi corazón busque el aire amante,
y que zozobre en la ruta solar del oriente.
¡Que los once luceros de Yúsuf te protejan,
por siempre!