El sindicato UGT, a través de su proyecto Artemisa, abordó ayer el asunto de la igualdad, con motivo de unas charlas dirigidas a la mujer. Entre los asuntos debatidos salió el tema estrella: el de la conciliación laboral y familiar. Un tema en el que todavía hay mucho que avanzar, un tema del que mucho se habla pero que nunca se cumple. Quien es madre y trabajadora sabe perfectamente a qué me refiero. Las empresas han avanzado más bien poco en esto de conseguir la igualdad plena y si no que se lo digan a todas esas mujeres a las que la maternidad se les presenta como un problema. Llega un momento en la vida en que quieren ser madres y ya topan con el empresario de turno que por delante dice una cosa pero por detrás adopta otra cara. Todo son problemas: el embarazo, el parto, la baja maternal, la lactancia... cuando el niño se pone malo... El empresario mira por su rentabilidad y la mujer que antes era una trabajadora entregada únicamente a la empresa, ahora tiene más frentes abiertos... y ¿se imaginan qué piensa su jefe? Lo que piensa es que esa trabajadora ya no le sirve porque, considera, ‘se ha vuelto un poco floja’. Mientras la mujer, que intenta conciliar esa vida laboral con la familiar termina volviéndose loca compaginando el sacar adelante una casa sin bajar la guardia en el trabajo. El resultado es el de muchísimas mujeres que son unas auténticas heroínas mandadas por unos jefes que parece que han olvidado a la madre que los parió, porque si recordaran lo que ella pasó tratarían de adaptar mejor el trabajo a la mujer sin, con sus gestos, frenar directamente su desarrollo.
Conozco a muchísimas chicas que están frenando el ser madres por miedo a perder sus trabajos, y también las hay que han vivido una auténtica tortura porque, en pleno embarazo, cada vez que se encontraban mal y no podían ‘fichar’ eran vistas como unas flojas por sus jefes e incluso por sus propios compañeros. Claro, ellos nunca han estado preñados... si supieran... Pero sucede eso, que no lo saben, sucede que las heroínas del siglo XXI terminan creciéndose ante las adversidades y son capaces de llevar adelante su trabajo y saber perfectamente, con solo una mirada, si su niño tiene fiebre y si a su niña esa tarde le toca ballet.
La conciliación, esa batalla que en nuestras conciencias damos por perdida, mientras sindicatos como UGT se esfuerza en mantener el debate para que nadie se olvide que queda mucho camino por recorrer. Señores empresarios, hagan un esfuerzo.