Se llama Basilio, y es el responsable del Comité de Personas con Enfermedad Mental. Hoy habla con Paloma López Cortina, la número 1 en esta casa de eso que llamamos el periodismo social. Basilio habla claro, habla sobre su pasado, sobre su lucha y sus retos. De esa entrevista me quedo con una palabra: NORMALIDAD. Sí, en mayúsculas, porque enfermedad mental y normalidad se dan la mano si una sociedad quiere y si el propio afectado lucha por salir adelante. Basilio lo ha hecho y ahora quiere ser ejemplo del resto. Como Basilio hay más personas que tras un periodo de enfermedad han conseguido ser fuertes y hoy están a nuestro lado, intentando salir adelante en un mundo que se hunde, cada vez más, en una crisis de identidad, de valores y de moralidad. Recuerdo esas palabras del psiquiatra Alberto Fuentes, en una entrevista a este periódico, que apuntaba que todos tenemos ‘nuestro puntito’. Tonto aquel que cree que nunca vivirá de cerca una enfermedad mental, basta con no poder asumir la torta que el mundo te da para hundirte en un pozo del que sólo se puede salir con fuerza, valentía y, sobre todo, mucho apoyo y amor de los seres queridos. Este tipo de enfermedades están a la orden del día, crecen y avanzan en una sociedad que carece de recursos para apoyar, como se debe, a las familias. De ahí el nacimiento de asociaciones que vienen a suplir ese vacío que dejó el Estado hace mucho tiempo, mirando hacia otro lado y dejando que sean los propios afectados los que se vean en la obligación de salir adelante, sin disponer de centros suficientes y, sobre todo, haciendo frente una enfermedad desconocida.
Basilio es una persona valiente que hoy habla de su experiencia dando normalidad a una enfermedad para que, quienes todavía tienen prejuicios, se avergüencen de sus pensamientos. Hoy Basilio hace mucho bien a esta ciudad, y lo hace simplemente hablando, sincerándose, animando a otros afectados a salir adelante y diciéndonos a los demás que nos dejemos de prejuicios, que no seamos tan ilusos de creernos titanes en un mundo que nos puede devorar en cuestión de segundos, abandonándonos. Miren a su alrededor, no será complicado encontrar al compañero, al hermano, al padre, a la esposa o al vecino que por múltiples causas un día dejó de ser la misma persona para hundirse en una lucha, en un cúmulo de sufrimientos, de temores y de locuras del que se sale... con esfuerzo, pero se sale. Basilio es un ejemplo, la pregunta es si nosotros también lo somos.
Basilio es una persona valiente que hoy habla de su experiencia dando normalidad a una enfermedad para que, quienes todavía tienen prejuicios, se avergüencen de sus pensamientos. Hoy Basilio hace mucho bien a esta ciudad, y lo hace simplemente hablando, sincerándose, animando a otros afectados a salir adelante y diciéndonos a los demás que nos dejemos de prejuicios, que no seamos tan ilusos de creernos titanes en un mundo que nos puede devorar en cuestión de segundos, abandonándonos. Miren a su alrededor, no será complicado encontrar al compañero, al hermano, al padre, a la esposa o al vecino que por múltiples causas un día dejó de ser la misma persona para hundirse en una lucha, en un cúmulo de sufrimientos, de temores y de locuras del que se sale... con esfuerzo, pero se sale. Basilio es un ejemplo, la pregunta es si nosotros también lo somos.