Castilla-La Mancha pretende modificar el reglamento de caza para incluir como actividad cinegética “la caza del jabalí alanceado a caballo”. Esta práctica consiste en perseguir subido a caballo a un jabalí hasta matarlo a lanzazos “el primero que hace sangre es suyo”. Algo así como lo que realizan en Tordesillas cada año con el Toro de la Vega.
Esta práctica casi extinguida se realiza sin cobertura legal en algunos cotos privados, donde se oferta la persecución y muerte del jabalí a 5.000 euros para 4 lanceros. Desde el club internacional de lanceros, incluso se incita a niños y niñas de corta edad a adentrarse en esta práctica.
Por otro lado, quienes promueven este cambio de reglamento, como Luis Fernando Villanueva, director de la patronal cinegética (Aproca), afirma que el sufrimiento de los animales es algo “interpretable” ¿Algo interpretable? Que un jabalí corra intentando escapar de un grupo de personas armadas con lanzas y acabe agonizando de dolor hasta que deciden rematarlo, no es algo interpretable.
Lo que sí es interpretable es la forma de vender esta cruel práctica. Si en un primer borrador del nuevo reglamento de caza se hablaba de “acosar” al jabalí, posteriormente fue eliminado este término “para evitar conflictos éticos”, según el acta del Consejo de Caza.
Si de verdad quieren evitar conflictos éticos, lo que tendrían que hacer es dejar de ir en contra de la ética. Dejar atrás prácticas tan crueles como la caza.
Como bien dice Silvia Barquero, portavoz de PACMA "Mientras en el resto del mundo se avanza hacia la prohibición de la caza, en España se legisla para proteger métodos cruentos y ancestrales, retrotrayendo a este país hacia lo peor de su pasado. Es terrible.
La conciencia de los ciudadanos en cuanto al respeto hacia los animales avanza, pero las administraciones siguen jugando a lo suyo, aprobando prácticas como esta.