Lo contamos hoy, porque nos lo cuentan los propios inmigrantes. Ha habido casos en los que los subsaharianos que son trasladados a CIEs de la península lo hacen en las bodegas de los barcos. Esposados y dentro de los vehículos policiales. Denunciamos el tema y no para que los que mandan se rasguen hoy las vestiduras y se lancen la pelota unos a otros, sino para que, sencillamente, se corte este tipo de prácticas. Personalmente me da igual quién sea el competente, el que da la orden. Que si es el capitán del barco, que si la Policía tiene que acatar lo que diga, que si el señor político no lo sabía, que si el ‘overbooking’, que si habrán sido casos puntuales... No, de puntuales nada. Son muchos los inmigrantes que han sido trasladados así al otro lado del Estrecho, siendo algo que todos conocen pero nadie denuncia. ¿Hasta cuándo?, ¿hasta que allá un accidente y lo lamentemos?, ¿hasta que las oenegés denuncien el tema y entonces les llamemos perro-flautas que sólo buscan la polémica?
Hacemos cosas a sabiendas de que están mal, de que, si no ilegales, cuando menos son inhumanas, degradantes... ¿Acaso ese mismo inmigrante no puede ser trasladado en la cubierta con la seguridad que tiene que acompañarle? Hace unos doce años que un medio nacional denunció estas prácticas pero a la inversa, en los trayectos de Algeciras a Ceuta de marroquíes detenidos en la península. ¿Qué pasó?, que los cortaron... ¿Es necesario que un medio, una oenegé o un particular tenga que denunciar lo que todos saben que no debe permitirse?
Esposados y en las bodegas no es precisamente la forma más correcta de llevar a cabo un viaje en ferry. Ni la propia Policía debe, tampoco, prestarse a tener que ejercer su labor de vigilancia y control de esta manera. No sé a ustedes, a mí esto me resulta vergonzoso.