El altercado entre subsaharianos ocurrido a las puertas del centro ‘El Coso’ de Bermudo Soriano ha dejado en evidencia los protocolos y el buen funcionamiento de los servicios de información. El resultado ya lo saben: un brutal enfrentamiento que terminó con agentes heridos, con 15 detenidos y con milagro incluido porque los que estaban allí presentes se las vieron canutas para evitar ser alcanzados por las piedras. El visionado de algunos videos captados de la trifulca viene a confirmar lo que los vecinos han denunciado por activa y pasiva: la tardanza policial. Durante varios minutos dos grupos numerosos de inmigrantes se arrojan de todo mientras la gente se esconde en los comercios bajando las persianas para protegerse. Para cuando empiezan a llegar los policías, se ha puesto en riesgo la seguridad de muchas personas. No voy a perder el tiempo en hablar de competencias, de si la Nacional debía haber llegado más pronto o de si la Local no debe ocuparse de asuntos que afectan a la seguridad ciudadana. A mí ese tipo de debates me resultan sin sentido cuando se pone sobre la mesa la seguridad de muchas personas, como sucedió a las puertas de ‘El Coso’. De hecho cuando la Policía Local decomisa 200 kilos de hachís -que lo ha hecho- o detiene a los autores de la quema de un coche -que también lo ha hecho- nunca me he parado a pensar si esos agentes se estaban metiendo en asuntos de otros. Las obsesiones en este terreno no son buenas. Y ya hemos tenido ejemplos recientes de mandos obsesivos que han terminado como han terminado.
Sobre la famosa tangana cabe hacerse muchas preguntas. ¿Ninguna fuerza de seguridad se dio cuenta de que un grupo muy numeroso de subsaharianos acudía andando desde el puerto a Bermudo Soriano?, ¿a nadie le llamó la atención?, ¿dónde estaban los servicios de información para saber lo que los vecinos sabían: que desde hacía unos días los ánimos estaban calentitos? A esas preguntas no interesa responder porque entonces alguien sale escocido. Llevamos dos años con enfrentamientos más o menos brutales hasta el del pasado lunes, que batió todos los récord. Los vecinos lo cuentan: hubo miedo en el colegio cercano, el ‘Ramón y Cajal’, hubo miedo entre los conductores que tuvieran que desviar su ruta por propia voluntad ya que no había zeta alguno que le indicara qué estaba pasando. La desorganización fue evidente y si no pasó alguna desgracia fue por lo de siempre.
En los últimos meses se habla mucho de Policía de Distrito, de buenas relaciones entre Cuerpos, de Juntas de Seguridad efectivas... ¿analizarán en la próxima lo que ha pasado o se mirarán al ombligo para repetirse lo buenos que son y lo malos que son los periodistas y los vecinos por opinar en su contra?
Que hagan lo que quieran. La seguridad es algo más serio que un reparto de mercancía, que un zoco de Castillejos en el que se discute hasta lo que cada uno debe hacer, si empezamos a debatir sobre estos extremos entonces hemos perdido la conciencia de la realidad o hemos vuelto a las burdas discusiones de la seguridad en el Poblado Marinero, ¿se acuerdan?... hasta que mataron a un hombre.